jueves, 27 de agosto de 2015

TSIPRAS: ¿NOQUEADO O VENDIDO?





TSIPRAS: ¿NOQUEADO O VENDIDO?


Un mínimo de prudencia me hace suponer lo primero, es decir, Tsipras perdió la oportunidad de haber asestado un golpe de inusitada contundencia a la política del capital financiero internacional que representa la negociación con Bruselas, si tras el no, hubiese forzado a la UE a sacar a Grecia del euro, pero el hecho de aceptar la negociación le ha dejado noqueado, y todavía peor, rompiendo el partido que encarnaba la unidad de la mayoría del pueblo griego, y ahora, como recurso de político con tablas, convoca elecciones para proponerle al pueblo ajo y agua – a joderse y aguantarse –, pero cuanto mejor habría resultado que ese remedio lo propusiese como el coste del pueblo griego por liderar la lucha por levantar Europa contra el dominio del capital financiero mundial, bandera tras la que, presumiblemente, hubieran seguido otros pueblo, entre ellos, el del Estado español.


No creo necesario enumerar que el modo de producción de mercancías – la base material del sistema – sea capaz de generar medidas que beneficien a los pueblos porque todo su arsenal de medidas se resumen en el ejercicio de la especulación con cualquier objeto comercializable, por lo tanto el fondo de la cuestión hay que centrarlo en cómo ayudar a las fuerzas sociales a generar su alternativa, que de ninguna manera puede reducirse a los procesos electorales, vacíos de contenidos de cambios que sean ajenos a la participación social continuada, y esto, tengo que pensar, no parece que sea lo que pase por la cabeza de la izquierda, en general, y mucho menos, por la cabeza de los líderes de Podemos, sin embargo, toda la burguesía europea ha entendido la apuesta de Podemos hermanándose a Syriza, y los populares y Rajoy no dejan de aprovechar el noqueamiento de Tsipras estableciendo la comparanza, algo que los líderes de Podemos refuerzan – Errejon, por ejemplo – al loar la convocatoria de elecciones sin esbozar la crítica, constructiva, por supuesto, a Tsipras–Syriza de transigir entregándole al capitalismo alemán sectores de la producción, prácticamente, por nada.


El hecho de la ausencia de crítica, por parte de Podemos, y el silenciamiento de los que se atreven a esbozarla – Teresa Rodríguez – demuestra que las reivindicaciones que motivaron la puesta en escena de Podemos están madurando aceleradamente ante la posibilidad de acceder a pisar la moqueta de gobernar y, en consecuencia, negociar sin atreverse a plantear el fondo del problema, que es, la expropiación de los trabajadores y la ciudadanía de los recursos que aún conservan, a manos del capital financiero, porque eso sería plantear el problema en unos términos que superan el compromiso de los dirigente de Podemos, así que menos alabar a Tsipras por convocar elecciones a destiempo, que se ha saltado el mandato claro de no negociar, que el pueblo griego le dio, tras el referendum, y sí más explicaciones por entregarse al capitalismo alemán.


Vivimos, en términos políticos, momentos de cambio histórico, entre el viejo modo de producción, agotado en su faceta de generador de progreso para el conjunto de la humanidad, y la agitación económico-socio política de movimientos sociales inconexos porque no hay nadie que asuma la dirección de tales movimientos impulsándolos para que lo que expresan de modo caótico empiece a tomar formas definidas, y eso es así porque los partidos políticos progresistas, generalmente situados en la izquierda han abandonado, en los hechos, la lucha contra la explotación, la lucha por el cambio de sociedad, que eso es la revolución; la revolución no es el simple asalto al poder, la revolución es la transformación de las estructuras sociales para que el pueblo sea, plenamente, fuente de poder y legitimidad, con instrumentos efectivos para tomar decisiones y debatir en función de mayorías organizadas, por eso, los partidos tradicionales del movimiento obrero, al unir su suerte al albur de los procesos electorales han abandonado la lucha contra la explotación, y esta lucha se ha fragmentado en diversos movimientos, desde la domesticación de los sindicatos obreros hasta la proliferación de ongs, pasando por el feminismo y los movimientos de liberación sexual; el abandono de la lucha contra la explotación deja a los luchadores que si quieren impulsar al pueblo trabajador en fuente de poder limitados a unir su lucha a la mera participación electoral, sin querer comprender que la lucha de clases esta unida al objetivo de acabar con la división de los seres humanos, en clases sociales enfrentadas.


La lucha que abandona los objetivos fundamentales se convierte en una pantomima siniestra, porque la lucha contra la explotación está unida a una visión y unos objetivos, que hoy están ligados al futuro, y ese futuro está siendo impedido, obstaculizado por el caducado modo de producción mercantil, por lo tanto transmitir los objetivos y transmitir una cierta visión de la sociedad en la que se quiere vivir es fundamental para dar continuidad a la lucha, más allá de la duración de las campañas de elecciones porque dentro del capitalismo no hay futuro, ya que este, sólidamente estructurado y articulado no tiene la competencia capaz de arrancarle el liderazgo, ya que esa competencia solo puede venir de la clase obrera organizada, dirigiendo al pueblo trabajador.


LAS PÉRDIDAS DE LOS MULTIMILLONARIOS SOLO INDICAN MAYOR CONCENTRACIÓN DEL CAPITAL


Como demuestra la realidad cotidiana, aunque no se quiera ver, las pérdidas de los multimillonarios no repercuten positivamente en los bolsillos de la gente corriente porque si 400 personas más ricas del mundo han perdido 182 mil millones de dólares – 182 000 000 000 $ – esta semana, según el sitio bloomberg.com, ese dinero, ese capital lo habrán ganado otros grupos financieros, significando que tal transferencia forma parte del juego del capital financiero mundial, cuya tendencia es la concentración de la acumulación, por eso la bajada del precio del petróleo, como consecuencia de las maniobras financieras de China, ajustando su moneda, esa bajada no se ha traducido en la misma cuantía, en la ciudadanía porque la solida estructuración del capitalismo organizado en esa red de 147 transnacionales está organizada para evitar que la sana competencia entre los poderosos se traduzca en una malsana preponderancia del incremento de poder para el pueblo, y este tipo de maniobras es el que impide que el pueblo trabajador pueda encontrar futuro dentro del sistema sustentado por el modo de producción mercantil, y este tipo de explicaciones está ausente de la inexistente lucha sindical y de la inexistente lucha idológica, por eso, maniobras como las de Tsipras convocando elecciones, tras haber desobedecido el mandato del pueblo griego de no negociar otro rescate ruinoso significa, mirándolo con cierta consideración, su falta de política y su timidez para denunciar al sistema, siendo pertinente la pregunta ¿acaso espera convertirse en un estadista político?, ¿todo el esfuerzo de años de lucha para hacer lo mismo que sus antecesores? Honestamente creo que este tipo de comportamiento político hunde la moral de los luchadores obreros y es un mazazo en la consciencia de los pueblos, y del pueblo griego, especialmente.


Si Podemos acepta este comportamiento sin crítica habremos de suponerle que su visión de la lucha está destinada a fracasar porque lo que de verdad se necesita es una apuesta clara por acabar con el sistema, y es posible reconocer abiertamente el deseo del pueblo trabajador, de la ciudadanía, de lograr los cambios de forma pacífica, pero quien se atreva a liderar el combate debe de tener claro que el coste será tanto más leve cuanto más claro sean los objetivos y más fuerzas se unan tras ellos, por eso, la el respaldo de Podemos a Tsipras indica que no solo está de acuerdo en la política programática, sino que al no expresar la crítica a la debilidad de Tsipras, se hace responsable de la práctica política coyuntural y tal cosa puede equivocar al pueblo trabajador, por tanto, si un partido pretende educar con su comportamiento al conjunto de la ciudadanía, y no solamente tener palmeros que le jaleen, la actitud de la dirección política de Posemos, yerra.


EL OXIMORÓN DE VARUFAKIS


La acción política que pretenda impulsar cambios políticos profundos tendentes a favorecer al pueblo trabajador debe saber que esa acción política no puede estar condicionada por la época de elecciones, sino que esta etapa de elecciones, solamente va a suponer conocer a los militantes que defenderán en el parlamento las propuestas por las que se luchan día a día, pero teniendo presente que los cambios vendrán de la presión que la lucha sea capaz de movilizar para incrementar la fuerza.


El sistema no es separable de la clase que lo dirige, es decir, el modo de producción de mercancías no es separable de la clase que lo dirige, y si es posible suponer que el modo de producción pudo haber evolucionado de otro modo, de ninguna manera podemos suponer que el sistema desandará el camino recorrido para volver a sendas que pudo haber recorrido pero que no transitó, por lo tanto, que algún dirigente situado en la izquierda internacional, con la sana intención de desfacer entuertos proponga medidas que en su momento no se tomaron, estará equivocado porque la élite internacional que dirige el sistema, lo quiere tal como va, y no desea otro comportamiento, pues esa élite, en esencia, el complejo militar industrial que es el mensajero del miedo del capital financiero internacional que frecuenta lugares donde intercambian sus productos, ideas y concepciones, sabe que cualquier alteración positiva redundará en una pérdida de poder que se transferirá, por la propia dinámica del proceso de interrelaciones, al conjunto de la sociedad, así que si la situación griega pudiera mejorar, porque la UE ayudara a facilitar la vuelta a la moneda nacional – dracma – que era, según creo, el plan B de Varoufakis, la situación no mejoraría especialmente porque el sistema quiere la derrota de la clase obrera, país por país, que es lo que puede ahorrarle una guerra, de efectos imprevisibles, y si esta se llevase a cabo, el manejo de una masa amorfa; la vuelta a las monedas nacionales, que Oskar Lafontaine supone que retomaría la senda de la Europa social es igualmente ilusoria, porque la construcción de la Unión Europea se hizo despreciando la participación de los pueblos de Europa, y la socialdemocracia estaba y está del lado de la burguesía, y en tales condiciones toda la arquitectura institucional se proyectó en función del interés de los mercados, y los mercados, en los estertores de un modo de producción que ha dejado de ser útil al conjunto de la humanidad, quiere una derrota épica de los ciudadanos de los países industrializados, porque al sistema le sobran tres mil quinientos millones de seres humanos, que no son los que agonizan – sobreviven con, a penas, dos dólares al día –, sino los ciudadanos de Europa y la de los países industrializados, con capacidad potencial para organizar una alternativa, por eso, los planes B no sirven porque no pueden rellenar el vacío de poder que significa la falta de fuerza del pueblo trabajador, capaz de imponerlos.


En otros términos, acabar con el modo de producción capitalista significa acabar con el dominio de la clase capitalista, con el capital financiero internacional que esta dirigiendo la producción, las finanzas, dilapidando los recursos humanos y materiales en beneficio de ese uno por ciento mundial, por eso, las medidas tendentes a paliar los efectos devastadores de la actual crisis política, al no plantar cara a las medidas de la burguesía, pierden efectividad, porque no enfrentan su fuerza con la fuerza de la clase obrera, es decir, plantar cara significa poner por delante los objetivos políticos – no pagar las deudas nacionales y la exigencia indeclinables de hacer pagar impuestos progresivos, acabando con los paraíso fiscales – enfrentados a los objetivos políticos de la burguesía tendentes a defender la ganancia, el mercado, su poder frente a la sociedad, lo que quiere decir que está dispuesta a defender su voluntad política de hacer prevalecer el privilegio de la clase capitalista frente al resto de la sociedad.


La falta de decisión de la izquierda para encarar el combate ideológico exigiendo abiertamente modificar la producción, la utilización de los recursos, el control de las finanzas es lo que hace inviable los planes, por muy estudiados que estos sean, porque no se puede poner una vela a Dios y otra al diablo, y esta falta de contundencia ideológica está presente en la izquierda porque está convencida que el sistema capitalista funciona y efectivamente funciona para la élite, para el uno por ciento, pero no para el conjunto de la humanidad, aunque haya recursos suficientes para todos, si el reparto se hiciera con otros criterios, pero si no se esta dispuesto a tocar el núcleo del problema, nunca se llegará a solucionarlo, por eso me parece paradigmático el comportamiento de Varufakis, porque defender la soberanía del pueblo griego, por el que él lucha significa acabar con el sistema, que es quien lo impide, porque ya no desempeña la función que le hizo alternativa al feudalismo, ya que la función de impulsar el desarrollo del conjunto de la humanidad, aunque esta función no sea la que determina la naturaleza del capitalismo, sino un subproducto, está confirmada por los hechos, cuestionada, porque el incremento de la miseria rodeada de lujo y despilfarro de recursos y medios materiales y humanos, resultan obscenamente ofensivos, y Varufakis dice "…pone a la izquierda radical frente a un terrible dilema : ¿deberíamos aprovechar esta profunda crisis capitalista –esas que se dan una vez por siglo— como una oportunidad para promover el desmantelamiento de la Unión Europea, dada la adhesión entusiasta de ésta al credo y a las políticas neoliberales? ¿O deberíamos aceptar que la izquierda no está preparada para un cambio radical, y promover, en cambio, la estabilización del capitalismo europeo? Este trabajo argumenta que, por poco atractiva que pueda sonar esta ultima proposición a los oídos de un pensador radical, el deber histórico de la izquierda, en esta coyuntura particular, es estabilizar el capitalismo."


Cuando yo leí su articulo hice un apunte dando mi opinión, sobre el suyo, y volví a insistir en otra ocasión más porque él tiene el valor de reconocer abiertamente que todo mejoraría, estabilizando el capitalismo, pero como él es un militante y reconocido intelectual, me parece fundamental resaltar la incongruencia de su pensamiento, porque él sí puede entrar en las sutilezas de los argumentos y en lo enmarañado de la práctica política, sin perder de vista los objetivos, y puede reconocer la debilidad de su tesis.


La solidez del capitalismo actual es su increíble articulación funcional en la que, a modo de un selecto club, las reuniones internacionales, oficiales y particulares, y el entramado de las 147 transnacionales les permite una increíble influencia sobre los dirigentes políticos, en las que los diferentes discursos, coinciden en mantener apartado al conjunto de la población mundial, mientras ellos encuentran la solución que mejor les cuadre, y a esta práctica solo podría oponerse la de la propia mayoría social apartada de cualquier tesis por la cobardía política e intelectual de los dirigentes obreros, de los dirigentes de la izquierda, lo que requeriría una política capaz de afirmar con rotundidad la decisión de modificar la estructura productiva y la estructura financiera. En la práctica, esto podría suponer planes que no diferirían de los que se presentan en las negociaciones, de forma rotunda, siempre que se establecieran, como innegociables, el impago de las deudas nacionales, la profundidad de las reformas fiscales progresivas, la erradicación de los paraísos fiscales, y sobre todo, la movilización social, en apoyo de tales exigencias, pues eso es lo que puede entenderse por deconstrucción del modo de producción mercantil, la exigencia de modificar la sociedad, apoyado en la fuerza social, y no en los compadreos de negociaciones, a puerta cerrada, en la que se está ausente del intringulis del debate, porque la fuerza dominante la ejercen los representantes burgueses, los representantes de los mercados, mientras los representantes del pueblo trabajador, asienten porque solo poseen la fuerza de sus razonamientos, porque la fuerza efectiva del pueblo trabajador quedó en la plaza, en el gesto, por eso, la estabilización del capitalismo, que Varufakis cree positiva, o el retorno a caminos que no se transitaron cuando pudieron ser oportunos, son brindis al Sol, por eso, aceptar las explicaciones de Podemos sobre la actitud de Tsipras, no sirven más que para ocultar la carencia de política que sea capaz de decirle al pueblo trabajador que el capitalismo ha acabado su ciclo histórico y hay que buscar nuevas alternativas.


jmrmesas


veintisiete de agosto de dos mil quince










































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