POR QUÉ LA IZQUIERDA NO TIENE POLÍTICA PARA EUROPA
Fernández Toxo, secretario general de ccoo y presidente de la
Confederación Europea de Sindicatos, dice una verdad
evidente: la izquierda no tiene política para Europa, y
sus palabras han sido rodeadas de un espeso muro de silencio, que
nadie desmiente, incluso que nadie explica o justifica, ni siquiera
demanda, como necesidad vital, y sin embargo, sería necesario que el
propio secretario general de Comisiones Obreras, al menos hiciese
balance de por qué no existe esa política y donde está el
inconveniente para tal falta de soluciones de la izquierda, y dado su
cometido y supuesto compromiso político, en su doble vertiente de
dirigente de un sindicato nacional - Comisiones- y de dirigente de
una organización continental -la Confederación Europea de
Sindicatos-, explicar si él ha tratado de llevarlas a cabo, y de
haberlo hecho, donde surgieron los problemas; de lo contrario,
habremos de creer que la luz se hizo ante él súbitamente, y que
hasta entonces vivía en una burbuja de inconsciencia, algo,
difícilmente creíble.
Hay un articulo, que leí días antes del señor Vicenç Navarro, que
me pareció interesante, aunque tengo algunas apreciaciones que no
coinciden con las suyas, y que me parecen muy útiles expresar porque
las diferencias encierran, o podrían encerrar políticas muy
diferentes para entender en qué momento histórico podrían ser
aplicadas esas políticas, que en mi opinión, si explicarían por qué la izquierda no tiene política, más que para ir capeando los
temporales que se suceden, desde hace décadas, en un afán de
subsistir, evitando naufragar en la corriente.
Este
artículo critica el abandono por parte de amplios
sectores de las izquierdas de categorías analíticas que continúan
siendo fundamentales para entender la realidad que nos rodea, siendo
esta la introducción del articulo del que trato de establecer mis
apreciaciones diferenciales de las del autor, aunque existen
coincidencias obvias.
1º Por extraño que parezca, la economía mundial está hoy menos
globalizada de lo que lo estaba a principios del siglo XX. Se ha
escrito extensamente sobre ello. Hay libros rigurosos y bien
documentados que han mostrado esta realidad. La llamada
“globalización” es menos nueva de lo que se dice.
Esto que escribe una persona tan documentada como el señor Vicenç
Navarro, contrasta vivamente con una realidad cotidiana, porque
aunque la globalización sea una realidad veterana no significa que
por veteranía haya perdido importancia, control, o incidencia sobre
la vida de la sociedad; me remitiré al conocido informe de la
universidad de Zurich, publicado
en la revista de ciencia de Estados Unidos PLOS ONE en el que se
estudia el mecanismo de control de una supuesta empresa transnacional
a partir del paquete de control accionarial, y cómo esta capacidad
de la propiedad mayoritaria ejerce su control sobre otras
determinadas empresas de una determinada red, en un intento de
verificar la validez de las implicaciones supuestas, en un campo,
según el estudio, prácticamente inexplorado en el terreno de la
economía; el estudio pormenorizado basado en la topología de la red
concluye en que un núcleo de empresas sólidamente conectadas tienen
una influencia determinante que marca la tendencia de la economía en
su conjunto siendo el elemento real que determina y marca la marcha
de la economía, lo que vendría a significar que la economía no es
tan aleatoria e impredecible como se quiere hacer que la creamos,
sino más bien un complicado mecanismo en el que la
introducción de elementos nuevos desajustarían la perfección
lograda.
El informe que analizó la topología
de la red coincidió con otros estudios de otros investigadores en el
que se comprueba como el intercambio de relaciones económicas tiene
un flujo determinado por las condiciones de masa de los elementos
analizados, y que este parte de los grandes o mayores elementos,
terminando por agrupar en torno a ellos - SCC -, núcleo sólidamente
conectado, en inglés strogly connected component, el sentido del
movimiento, llegándose a la conclusión que el conjunto de la red
está determinado por la masa del núcleo. Entre los ejemplos que
señala hace mención de un núcleo de 147 empresas, entre cuyos
componentes están todos los grandes bancos sistémicos (demasiado
grandes para caer), cuya influencia en la economía concreta es muy
real, y que, personalmente me parece innegable que están
determinando, en concreto, la marcha de la economía mundial, y que
es a partir de esta premisa como se puede entender los
acontecimientos que vivimos, en torno a los sucesos que tienen lugar
en Ucrania, como intentaré argumentar, más adelante.
Este esquema, casa, se corresponde, en mi modesta opinión, con el
funcionamiento real de la absorción de dinero por la banca hasta que
la situación encuentre un momento favorable para que el fluido
económico empiece a llegar a esas empresas que están más alejadas
del núcleo determinante, y tal esquema, que explica el dichoso
informe, corroboraría la tesis, según la cual, la globalización
tiene una importancia, lo suficientemente capaz como para exceder el
ámbito puramente económico e incidir en el conjunto de la actividad
humana, de una manera general y diversa, que es contraria a la tesis
referida por el señor Navarro, según he entendido.
Las multinacionales tiene patria y hacia esa patria de origen van los
beneficios obtenidos, no importa en que país, incluso si no van
directamente al país de origen, sí es desde el país de origen
desde el que se decide hacia donde irán los beneficios -donde se van
a guardar, en que santuario fiscal-, por lo tanto, es correcta la
puntualización que hace, porque a veces, yo mismo escribo
multinacionales en lugar de transnacionales, aunque tenga claro el
concepto, que sin embargo tiene un sentido más coloquial el primer
término, que el otro, aunque es más ajustado el término
transnacionales para referirse a esas empresas, con presencia en una
diversidad de países.
Coincido también en la opinión de un abandono del análisis, debo
de suponer, de clases enfrentadas, de una parte de la izquierda, a la
hora de definir las políticas a aplicar, que no obstante, no me
queda claro el sentido, en el articulo leído, pero aquí está el
fondo preciso del artículo, porque entre esas izquierdas que opinan
que el Estado pierde poder, no me encuentro, porque el Estado no
pierde poder, el Estado cede poder, que es diferente.
Antes de empezar, me parece interesante destacar que los límites del
Estado, de los Estados, de una forma general, no son estáticos, sino
que esos límites han variado, en el transcurso del tiempo en todos
los sentidos, incluidos los límites territoriales, y ahora, se están
ventilando los límites actuales, como no podía ser de otro modo, a
partir de las actuales fuerzas productivas.
La debilidad de la izquierda, en este terreno, consiste en aceptar
las premisas de la burguesía, sin intentar discernirlas y estas
premisas han sido criticadas, tradicionalmente por los teóricos y
revolucionarios que han denunciado la trampa que supone
identificar el interés del Estado con el interés de la clase
dominante. El Estado, que no pierde poder, sino que cede
poder, lo hace porque al aceptar que la economía sea dirigida
en función del interés del propietario de medios de producción,
tiene que identificar ese interés con el interés del conjunto de
los ciudadanos de ese Estado, y la sociedad, que no es homogénea,
choca con los límites impuestos por la clase dominante, por lo
tanto, al reservar la economía al interés del capital financiero,
que es el capital dominante, dispara, destapa todas las
contradicciones sociales contenidas en los límites del Estado, y si
el Estado está compuesto de varias naciones, aún son más difíciles
y graves las contradicciones, y la gestión burguesa del Estado, la
política que ha de aplicar el Estado termina por adquirir, por
asumir el papel, el rol que le asigna la propia dinámica de los
acontecimientos, reprimir a la ciudadanía, porque el Estado
perdió la función de garantizar el marco nacional, como campo de
operaciones de la economía de la burguesía, y esta al exceder los
límites de la economía, en función de las fuerzas productivas
actuales, los límites nacionales, tienen en el mercado global sus
propias reglas, y a los Estados nacionales no le queda otra función
que la de reprimir a los propios nacionales, impidiéndoles que se
aperciban de la trampa. Este es el esquema concreto actual, pues
discutir sin concretar no tiene objeto, ya que discutir la validez
del Estado para aplicar las políticas públicas, en interés de la
ciudadanía sin revelarse contra la función de la economía dirigida
por la élite de los 85 propietarios de más del cuarenta por ciento
de la propiedad global es tiempo perdido, que no se va a recuperar
defendiendo la nacionalidad catalana, o escocesa, es decir, animando
a la pequeña burguesía en su intento de poseer su propio Estado, su
propio corralito, lo cual no quiere decir, que no se reconozca, la
existencia, la diferenciación, cultural, lingüística, etcétera,
de escoceses, o catalanes, que en definitiva contribuyen a la riqueza
cultural del género humano, no menos que el swahili, ni más que el
ucraniano.
Esta es la debilidad de la izquierda, su falta de perspectiva para
entender que las modernas fuerzas productivas rompen los límites del
Estado nacional, sobre todo en un continente como Europa, poblada por
una diversidad de naciones, cuya existencia tiene que ir,
necesariamente hacia una integración en un marco supranacional -los
Estados Unidos de Europa-, en todo lo referente a la aplicación y
desarrollo de las fuerzas productivas al servicio de la sociedad,
para de ese modo ir limando los aspectos diferenciales excitados por
la burguesía con el viejo propósito romano del divide et impera, y
mientras la izquierda no lo entienda de este modo, nunca se atreverá
a disputarle al capital financiero internacional el control de la
economía, y esta, consciente de que la prosperidad es un problema
que carcome su supremacía, escamotea las riquezas generadas
socialmente pero apropiadas a titulo privado, escondiéndolas en los
santuarios financieros, vulgarmente denominados paraísos fiscales.
Dije anteriormente, al referirme al informe de la Universidad de
Zurich publicado en PLOS ONE que se puede llegar a la conclusión, al
menos, yo llego a esa conclusión, que la aleatoriedad de la
economía, dejó de ser tal, desde el momento en el que un núcleo
-SCC-, sólidamente conectado de grandes empresas tiene una
influencia importante en la marcha de la economía, y que esto
vendría a ser más bien un complicado mecanismo en el
que la introducción de elementos nuevos desajustarían
la perfección lograda, no sin hostilidad y tensiones, pero
tras la SGM, la dirección asumida por Estados Unidos, en la
reconstrucción del mundo, supuso la construcción del nuevo orden
mundial, en el que las empresas estadounidenses, sobre todo, aquellas
relacionadas directamente con la construcción de armas, la gran
industria relacionada con la guerra, cobró importancia estratégica
en el funcionamiento de la economía post-bélica, y que el propio
Eisenhower, trató de prevenir a los estadounidenses, de una
industria cuyo objetivo, necesariamente fundamentaba su crecimiento
en el mantenimiento del clima de tensión, y al que denominó el
complejo militar-industrial; el propio señor Navarro tiene un
articulo,
en el que refiere como Estados Unidos, privilegia y subvenciona a la
industria militar en detrimento de políticas sociales, por lo tanto,
ese delicado mecanismo al que me refiero es, lo que retomando el
término denostado por Lenin, aunque supongo, a estas alturas, que el
propio Lenin, revisararía el concepto, es el superimperialismo
euro-estadounidense, en donde los elementos nuevos serían China y
Rusia.
Rusia y China, según ese esquema, no pueden pertenecer al
club; ambas naciones con conglomerados empresariales y
financieros, deberían desarmar sus sistemas económicos, permitiendo
el predominio del capital financiero, euro-estadounidense y tal cosa
no es posible sin serios enfrentamientos sociales, de los que
Ucrania, ofrece una muestra, de lo contrario, el complicado
mecanismo, se desajustaría afectando todo el entramado mundial.
Todo esto, no se ha producido en un mundo ordenado y pacífico, sino
en un mundo convulso y tenso, porque mientras todo esto sucedía, los
instrumentos que proveían el funcionamiento se desgastaban y
quedaban anticuados, obsoletos, como es el caso del sistema
financiero, destinado a garantizar el control que los grandes bancos
tienen sobre la economía internacional, mientras se hacían con las
riquezas nacionales, endeudando a los pueblos, y en estas, la
deuda estadounidense ha llegado a límites insoportables.
El colapso de la URSS, fue la liberación del freno que contenía las
ambiciones del capital financiero, y Estados Unidos tuvo la visión
de aprovechar el hundimiento de la URSS, no como una revelación sino
como resultado de la política de hostilidad de la burguesía mundial
hacia la revolución rusa de 1917, así que cuando la burocracia
soviética se quito la careta y abandono las pretensiones socialistas
disolviendo la URSS, ante la perplejidad de la ciudadanía, Estados
Unidos decidió poner en marcha los planes, largo tiempo madurado
-probablemente, durante la etapa soviética, proveyó de fondos
clandestinos a determinados elementos-, para romper el espinazo de
Rusia.
Las modernas fuerzas productivas están demandando nuevas estructuras
que afectan a los Estados, sus límites y objetivos y si no se
comprende así, estaremos al borde de un desastre irrecuperable, y la
izquierda no tiene respuesta para ello porque está empecinada en no
levantar la vista del suelo, la subordinación de los gobiernos
europeos a los planes del complejo militar industrial
euro-estadounidense es la demostración de la importancia de la
globalización de la vida económica y política, en donde se ha
animado a lo más reaccionario y brutal a desestabilizar un Estado,
Ucrania, porque de este modo se lleva la provocación a las fronteras
de Rusia. El objetivo del complejo militar industrial
euro-estadounidense, no es en primera instancia una confrontación
directa, sino forzar a Rusia a intervenir en Ucrania, teniendo de
este modo el argumento que la OTAN necesita para ocupar espacio
político y militar.
La izquierda debe defender la integridad territorial de Rusia y
China, de ninguna manera para defender a una élites corruptas sino a
la ciudadanía, a esas élites hay que exigirles la entrega de las
riquezas obtenidas reintegrandolas en los respectivos tesoros
estatales.
Ucrania tiene derecho a separarse de Rusia, si con todas las
garantías exigibles y sin la intervención extranjera, el pueblo
ucraniano decidiera que opción es la que mejor le conviene.
Cataluña, Escocia, tienen derecho a separarse (en mi opinión sería
un error, y por lo tanto estoy en contra), pero la opción de sus
élites gobernantes, en el contexto actual, donde la economía está
dominada por las 147 transnacionales que componen el núcleo
sólidamente conectado, no les quedaría otro camino que convertirse
en carceleros de sus pueblos, igual igual que lo que le queda a
Rajoy, Hollande, Merkel y al mismo Obama; muy triste papel, porque
todavía, los humanos no nos podemos mirar unos a otros, sin
prevenirnos ante un posible enemigo, porque vivimos la barbarie.
El próximo primero de mayo tendremos ocasión de comprobar si tras
la confesión de Fernández Toxo se han tomado medidas para corregir
o al menos, paliar el déficit de política europea: las pancartas y
consignas oficiales, podrían dar un pálido reflejo.
jmrmesas
veintiocho de abril de dos mil catorce