jueves, 27 de diciembre de 2018

POR QUÉ LA IZQUIERDA DESPRECIA EL VOTO








POR QUÉ LA IZQUIERDA DESPRECIA EL VOTO

Me pregunto esto con ánimo de entender que ocurre cuando ante una convocatoria electoral, el votante de izquierdas desprecia el voto, y la respuesta es casi inmediata: para qué vale el voto si tras las votaciones todo sigue igual. Para que vale votar si los que mandan seguirán haciendo lo mismo.

Claro está que los medios explicarán los logros que suponen que los gobiernos centrales y las administraciones locales estén en manos amigas que en manos de lo ajeno –enemigas–, pero la diferencia, para el votante ideológica-sentimentalmente comprometido, el votante de izquierdas, más consciente de los problemas sociales y políticos que, sabe por dura y desagradable experiencia que los verdaderos problemas que afectan a la mayoría seguirán igual o peor porque la política que se impulsa desde el poder –gobiernos centrales y locales– es la que el sistema capitalista desea, esa que deciden los organismos internacionales y que los gobiernos de izquierdas no son capaces de romper, por ejemplo Syriza en Grecia, es el ejemplo más sangrante, pero la tónica de la izquierda es de esa característica: respetan el comunismo burgués del capital financiero, la derecha que carga de deudas a los Estados y a las familias porque, según esos organismos internacionales –FMI, BM, WTO, etc., etc.,– es lo que conviene y lo que es mejor para todos, sin que desde ningún rincón del panorama, ni mundial ni local se salga a explicar lo que OXFAN pone es sus informes año tras año, y cada vez más suavemente (no en vano sus financiadores institucionales dejaron al descubierto las vergüenzas de algunos dirigentes ), y así, ese comunismo perverso del capital financiero concentra propiedades y dinero en dos o tres potentados que tienen más dinero que algo más que la mitad más pobre de la humanidad, sin que, cuando se pone el altavoz tertuliano algún invitado se descuelgue presentando esa estadística infame, que pone cifras y letras a poseedores de la tierra.

CHALECOS AMARILLOS

Francia, la Francia Republicana, harta de recortes y de cuentos no ha esperado más y se ha echado a la calle para decirle al gobierno de Macron, no solo que no van a pagar más la crisis, sino que exigen reivindicaciones concretas, que se pueden resumir en una sola: mayor justicia social, que los ricos paguen impuestos sin trato de favor.

No han esperado a que los partidos les convoque sino que su acción ha convocado a los partidos a definirse del lado de la acción de romper los recortes y desmontar la política de austeridad del comunismo perverso del capital financiero.

París, con tradición de luchas populares, ha acogido a esa Francia republicana que esta demostrando que las políticas de austeridad se pueden romper y se han de romper, y que solo se han impuesto en el mundo, nada más que por la falta de decisión política de la izquierda amansada por las políticas de colaboración con la burguesía y su sistema, en fase agónica, cada vez más desbordado porque no puede dar respuesta, dentro del sistema a las necesidades sociales, políticas y culturales de una sociedad avanzada porque existe una contradicción imposible de salvar sin romper sus esquemas. El modo de producción de mercancías, que siempre necesito un elevado nivel de paro –ejercito de reserva laboral– no solo no lo puede disminuir ese ejercito de paro y calamidad, sino que los avances científicos y tecnológicos están produciendo medios y modos de eliminar la fuerza de trabajo (no otra cosa es la robótica y la inteligencia artificial), porque va inscrito en los entresijos del sistema la disminución de los costes (esa disminución de costes es el paro y también la inteligencia artificial, la robótica), pero además, la circulación de mercancías produce una abundancia de dinero magnificada por la velocidad de la rotación de la circulación monetaria, a su vez multiplicada por los modernos medios de pago de plástico –tarjetas de crédito/débito, móviles,etc.–, que lejos de revertir en mejoras sociales (la colosal suma de dinero acumulada en los bancos) se deriva a la especulación desatada, a la corrupción y hacia el crimen organizado, imposible de impedir porque lo facilitan los poderes fácticos como un medio de extorsión, al permitir canales paralelos tolerados porque sus actividades, cuidadosamente apartadas de la publicidad facilitan al poder medios de control social alternativos, como es el terrorismo, el crimen organizado, imposibles de mantener sin la existencia de los paraísos fiscales.

Esto es lo que perciben los votantes de izquierdas, que se quedan en casa sin ir a votar, y los ciudadanos franceses descontentos, que aunque no puedan teorizar su indignación saben, históricamente, que las conquistas sociales tienen que defenderse por la fuerza, cuando el poder no atiende a razones.

La grandeza de esa lucha espontanea es la que garantiza ser atendida por el gobierno, y la misma imposibilidad para el gobierno de Macron de dialogar con los manifestantes, la ratifica, al mismo tiempo que muestra la debilidad del movimiento espontaneo, al carecer de dirección.

DOS GUERRAS MUNDIALES QUE DESHICIERON EL MOVIMIENTO OBRERO

No sé si existe algún estudio de lo que significó para la clase obrera internacional, para la socialdemocracia, depositaria y heredera del pensamiento marxista las dos guerras mundiales que tuvieron lugar en el territorio europeo en los comienzos del siglo xx, primero, porque la velocidad que la ciencia y la tecnología imprimieron a la estructura económica, alteraban los cimientos en los que se asentaba la sociedad. Según mi discutible opinión, a lo largo del siglo xx, la estructura económica de la sociedad (la introducción de máquinas y procedimientos en la producción, la banca y el comercio ), ha variado cada década, y en ese tiempo la formación de nuevos conceptos que alteraban los usos y costumbres carecieron de la teorización necesaria para la formación del pensamiento independiente –del intelectual colectivo– del dominio ideológico de la burguesía, porque la traición de los dirigentes socialdemócratas en Alemania y Francia, liquidó esa posibilidad de teorización independiente, no solo en el plano intelectual sino material, personal, asesinando a los militantes y teóricos, cuyo principal exponente fue –sobre todo– Rosa Luxemburgo.

El segundo acontecimiento determinante, en la fragmentación y disolución de ese pensamiento independiente que aportaba la socialdemocracia, antes de la primera guerra mundial, fue la revolución rusa de 1917, que tras la traición de los dirigentes en las votaciones de los créditos de guerra de 1914, fue la toma del poder por los socialdemócratas rusos de la fracción bolchevique, que terminó por dividirla en dos concepciones irreconciliables a la socialdemocracia, y fue irreconciliable, precisamente tras el asesinato, y la participación de la socialdemocracia alemana en el crimen cometido en las personas de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, porque ya no fue posible compartir el mismo lado de la barricada.

El efecto demoledor de las teorías bernsteinianas –Eduard Bernstein– de subordinación a la burguesía, fue la que facilitó que los parlamentarios socialdemócratas, en Francia y Alemania se pusiesen a las ordenes, tras sus respectivas burguesías y dieran lugar a las mayores matanzas de la historia.

La necesidad, para la lucha de clases entre expropiadores y expropiados es ese pensamiento independiente que ha de recorrer las luchas sociales porque los expropiadores sí se articulan, sí se organizan, sí se coordinan para que su expropiación, como clase expropiadora sea efectiva, aunque luego, entre ellos se ajusten las cuentas.

Todas las luchas del siglo xx y lo que va del presente siglo xxi están carentes de ese espíritu independiente y por lo tanto sometidas a la falsa idea de que dentro del sistema es posible encontrar respuesta a las necesidades populares, cuando es radicalmente imposible, porque, a), el modo de producción de mercancías está internacionalizado; b), porque el mercado es global y sólidamente estructurado al rededor de un núcleo de grandes bancos interparticipados; c), porque esa solida estructuración se articula al rededor de una serie de acuerdos puntuales, internacionales (tomados en conjunto), tendentes a no romper acuerdos de difícil recombinación (que ahora esos acuerdos se estén rompiendo por las luchas arancelarias, y las sanciones que la burguesía dominante –de Estados Unidos– dicta, es el ejemplo de la agonía del sistema, y la necesidad de un nuevo ordenamiento mundial que quieren los poderosos).

REINVENTAR EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO

Las políticas nacionales de los Estados nacionales burgueses dejaron de ser soberanas desde el final de la segunda guerra mundial. Las normas impuestas por Estados Unidos fueron acogidas por la burguesía europea con diferente entusiasmo, pero el temor y la ausencia de alternativas terminaron de imponer una práctica política que beneficiaba al vencedor de la guerra.

La izquierda tiene que tener el valor de aceptar la terrible traición que supuso romper el internacionalismo obrero y doblar la cabeza ante la patria burguesa. A comienzos del siglo xx el, concepto y sus consecuencias prácticas, podrían entenderse que tales términos, la solidaridad proletaria fuera un artificio ideológico, con pocas interrelaciones practicaras, pero hoy, las interrelaciones materiales que afectan a los trabajadores son claras y cotidianas, y no hay razón para empecinarse en políticas nacionales que son falsamente soberanas.

La izquierda dejó pasar su oportunidad en 1914 y en 1939 de separarse de la burguesía, adoptando una política independiente y ese balance ha resultado nefasto, y no puede darse el lujo de perder, otra vez, la oportunidad de tomar en sus manos los destinos de los trabajadores, proponiendo y luchando por una Europa de los trabajadores, de los ciudadanos porque el invento burgués de una patria europea hace aguas por sus junturas y cuando la Unión Europea se tambalea porque el sistema, el modo de producción de mercancías está llegando a sus límites, dado que la estructura económica se encuentra encorsetada por la propiedad privada de los medios de producción, que no beneficia más que a un puñado de potentados que tienen en sus manos los destinos de la humanidad, solo porque el azar y una decidida voluntad de potenciar el propio interés aseguró, ante la dejación de la izquierda de hacer valer sus derechos históricos y desde esa perspectiva, los intereses generales del conjunto social, humano, se van debilitando gradualmente con los criterios recogidos en leyes, que privilegian a los más ricos, imponiendo la política dictada por el capital financiero, que dirige la burguesía dominante estadounidense, la decisión es crucial y determinante, porque afecta a la razón de ser portadores de un mundo sin privilegios, común, porque así lo quiere la mayoría, pero sobre todo por que –opinan los expertos– la próxima crisis económica se está anunciando y según esos expertos, será mucho más desastrosa, y cuando eso suceda, la burguesía se habrá quedado sin argumentos, sin justificación para pedir más sacrificios y solo entonces la sociedad volverá a mirar a los que propongan una política alternativa global, es decir, de contenido holístico, entendiendo la sociedad la posibilidad y la necesidad de articular la existencia con otros contenidos nuevos, mejores y más armoniosos.

Francia, Alemania, España, Reino Unido, Irlanda, Bélgica, Holanda, han de tener la perspicacia de anticiparse y convocar a la clase obrera internacional –estadounidenses, africanos, rusos, árabes, chinos– a unir fuerzas para buscar ese tipo de alternativa al capitalismo decadente porque ya hemos pagado la crisis de 2008, y seguimos más empobrecidos y endeudados. La próxima crisis habrá de seguir el ejemplo de los chalecos amarillos de Francia, desde el principio y negarse a aceptar ningún tipo de recortes, desautorizando a los lideres obreros, sindicalistas, parlamentarios, que osen aceptar y seguir ese tipo de política. Reivindicar los impuestos progresivos a las grandes fortunas, empresarios y banqueros, ha de ser una reivindicación indeclinable, exigir un único gobierno europeo elegido democráticamente y responsable ante el parlamento que debe rendir cuentas ante un parlamento europeo pleno de soberanía, con poderes legislativo en todo el territorio de la unión, capaz de tomar acuerdos internacionales, libre de chantajes, sin bases militares de la OTAN y que tenga una política propia con los vecinos de Oriente Medio, el Magreb y África, pero igualmente independiente, con los socios y aliados, será la que confirme y garantice tal política independiente, que la ciudadanía internacional reconocerá con ese contenido abierto, generoso, acogedor porque reconocerá al ser humano como lo más importante, y no a la mercancía al dinero, al interés explotador, a la ganancia, como el centro del sistema.

Un nuevo orden holístico tiene que empezar expropiando los conglomerados empresariales ligados a la industria militar porque un puñado de potentados no tienen derecho a disponer de la vida de las personas, no tienen derecho a tener en sus manos los destinos del mundo porque a ellos, los ricos potentados les beneficie; la cultura y el conocimiento no puede ser un gueto reservado a unos pocos, sino que la sociedad tiene que tomar en sus manos ese capítulo, como una necesidad de salud pública, que podría impulsar el conocimiento, el arte y el pensamiento creador a magnitudes inimaginables, dada la sociedad que se está construyendo, altamente tecnificada, articulando programas de explicación y divulgación, de qué es ciencia, para que se quiere que valga. La ciencia no puede quedar solo en las ciencias físicas, las ciencias sociales y sus entresijos deben exponerse con claridad, porque solo así será más fácil que las personas encaren las concepciones filosóficas que explican los sentimientos religiosos, es decir, se trataría de así, de minar el terreno de la superstición, la superchería, no se trataría de prohibir las creencias, que para muchas personas, dan sentido a sus vidas, sino de proveer a la ciudadanía con los medios culturales y filosóficos que les permita interrogarse a sí mismos.

En resumen, la próxima crisis enfrentará a la sociedad a la necesidad de rechazar los conceptos burgueses, desde el principio, porque el sistema está agotado, y el recurso a un guerra en el territorio europeo es algo que contemplan los estrategas burgueses y la izquierda puede tener la capacidad de enfocar un nuevo panorama, un nuevo orden si tiene el valor de romper el corsé del nacionalismo inútil, que sale del paso diciendo que es mejor votar a la extrema derecha si es honrada, cuando toda la historia se esfuerza en advertirnos que el poder, la derecha, que es la que establece leyes privilegiantes, es canalla, ladrona, sanguinaria y excluyente.


jmrmesas

veintisiete de diciembre de dos mil dieciocho




























POR QUÉ LA IZQUIERDA DESPRECIA EL VOTO

Me pregunto esto con ánimo de entender que ocurre cuando ante una convocatoria electoral, el votante de izquierdas desprecia el voto, y la respuesta es casi inmediata: para qué vale el voto si tras las votaciones todo sigue igual. Para que vale votar si los que mandan seguirán haciendo lo mismo.

Claro está que los medios explicarán los logros que suponen que los gobiernos centrales y las administraciones locales estén en manos amigas que en manos de lo ajeno –enemigas–, pero la diferencia, para el votante ideológica-sentimentalmente comprometido, el votante de izquierdas, más consciente de los problemas sociales y políticos que, sabe por dura y desagradable experiencia que los verdaderos problemas que afectan a la mayoría seguirán igual o peor porque la política que se impulsa desde el poder –gobiernos centrales y locales– es la que el sistema capitalista desea, esa que deciden los organismos internacionales y que los gobiernos de izquierdas no son capaces de romper, por ejemplo Syriza en Grecia, es el ejemplo más sangrante, pero la tónica de la izquierda es de esa característica: respetan el comunismo burgués del capital financiero, la derecha que carga de deudas a los Estados y a las familias porque, según esos organismos internacionales –FMI, BM, WTO, etc., etc.,– es lo que conviene y lo que es mejor para todos, sin que desde ningún rincón del panorama, ni mundial ni local se salga a explicar lo que OXFAN pone es sus informes año tras año, y cada vez más suavemente (no en vano sus financiadores institucionales dejaron al descubierto las vergüenzas de algunos dirigentes ), y así, ese comunismo perverso del capital financiero concentra propiedades y dinero en dos o tres potentados que tienen más dinero que algo más que la mitad más pobre de la humanidad, sin que, cuando se pone el altavoz tertuliano algún invitado se descuelgue presentando esa estadística infame, que pone cifras y letras a poseedores de la tierra.

CHALECOS AMARILLOS

Francia, la Francia Republicana, harta de recortes y de cuentos no ha esperado más y se ha echado a la calle para decirle al gobierno de Macron, no solo que no van a pagar más la crisis, sino que exigen reivindicaciones concretas, que se pueden resumir en una sola: mayor justicia social, que los ricos paguen impuestos sin trato de favor.

No han esperado a que los partidos les convoque sino que su acción ha convocado a los partidos a definirse del lado de la acción de romper los recortes y desmontar la política de austeridad del comunismo perverso del capital financiero.

París, con tradición de luchas populares, ha acogido a esa Francia republicana que esta demostrando que las políticas de austeridad se pueden romper y se han de romper, y que solo se han impuesto en el mundo, nada más que por la falta de decisión política de la izquierda amansada por las políticas de colaboración con la burguesía y su sistema, en fase agónica, cada vez más desbordado porque no puede dar respuesta, dentro del sistema a las necesidades sociales, políticas y culturales de una sociedad avanzada porque existe una contradicción imposible de salvar sin romper sus esquemas. El modo de producción de mercancías, que siempre necesito un elevado nivel de paro –ejercito de reserva laboral– no solo no lo puede disminuir ese ejercito de paro y calamidad, sino que los avances científicos y tecnológicos están produciendo medios y modos de eliminar la fuerza de trabajo (no otra cosa es la robótica y la inteligencia artificial), porque va inscrito en los entresijos del sistema la disminución de los costes (esa disminución de costes es el paro y también la inteligencia artificial, la robótica), pero además, la circulación de mercancías produce una abundancia de dinero magnificada por la velocidad de la rotación de la circulación monetaria, a su vez multiplicada por los modernos medios de pago de plástico –tarjetas de crédito/débito, móviles,etc.–, que lejos de revertir en mejoras sociales (la colosal suma de dinero acumulada en los bancos) se deriva a la especulación desatada, a la corrupción y hacia el crimen organizado, imposible de impedir porque lo facilitan los poderes fácticos como un medio de extorsión, al permitir canales paralelos tolerados porque sus actividades, cuidadosamente apartadas de la publicidad facilitan al poder medios de control social alternativos, como es el terrorismo, el crimen organizado, imposibles de mantener sin la existencia de los paraísos fiscales.

Esto es lo que perciben los votantes de izquierdas, que se quedan en casa sin ir a votar, y los ciudadanos franceses descontentos, que aunque no puedan teorizar su indignación saben, históricamente, que las conquistas sociales tienen que defenderse por la fuerza, cuando el poder no atiende a razones.

La grandeza de esa lucha espontanea es la que garantiza ser atendida por el gobierno, y la misma imposibilidad para el gobierno de Macron de dialogar con los manifestantes, la ratifica, al mismo tiempo que muestra la debilidad del movimiento espontaneo, al carecer de dirección.

DOS GUERRAS MUNDIALES QUE DESHICIERON EL MOVIMIENTO OBRERO

No sé si existe algún estudio de lo que significó para la clase obrera internacional, para la socialdemocracia, depositaria y heredera del pensamiento marxista las dos guerras mundiales que tuvieron lugar en el territorio europeo en los comienzos del siglo xx, primero, porque la velocidad que la ciencia y la tecnología imprimieron a la estructura económica, alteraban los cimientos en los que se asentaba la sociedad. Según mi discutible opinión, a lo largo del siglo xx, la estructura económica de la sociedad (la introducción de máquinas y procedimientos en la producción, la banca y el comercio ), ha variado cada década, y en ese tiempo la formación de nuevos conceptos que alteraban los usos y costumbres carecieron de la teorización necesaria para la formación del pensamiento independiente –del intelectual colectivo– del dominio ideológico de la burguesía, porque la traición de los dirigentes socialdemócratas en Alemania y Francia, liquidó esa posibilidad de teorización independiente, no solo en el plano intelectual sino material, personal, asesinando a los militantes y teóricos, cuyo principal exponente fue –sobre todo– Rosa Luxemburgo.

El segundo acontecimiento determinante, en la fragmentación y disolución de ese pensamiento independiente que aportaba la socialdemocracia, antes de la primera guerra mundial, fue la revolución rusa de 1917, que tras la traición de los dirigentes en las votaciones de los créditos de guerra de 1914, fue la toma del poder por los socialdemócratas rusos de la fracción bolchevique, que terminó por dividirla en dos concepciones irreconciliables a la socialdemocracia, y fue irreconciliable, precisamente tras el asesinato, y la participación de la socialdemocracia alemana en el crimen cometido en las personas de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, porque ya no fue posible compartir el mismo lado de la barricada.

El efecto demoledor de las teorías bernsteinianas –Eduard Bernstein– de subordinación a la burguesía, fue la que facilitó que los parlamentarios socialdemócratas, en Francia y Alemania se pusiesen a las ordenes, tras sus respectivas burguesías y dieran lugar a las mayores matanzas de la historia.

La necesidad, para la lucha de clases entre expropiadores y expropiados es ese pensamiento independiente que ha de recorrer las luchas sociales porque los expropiadores sí se articulan, sí se organizan, sí se coordinan para que su expropiación, como clase expropiadora sea efectiva, aunque luego, entre ellos se ajusten las cuentas.

Todas las luchas del siglo xx y lo que va del presente siglo xxi están carentes de ese espíritu independiente y por lo tanto sometidas a la falsa idea de que dentro del sistema es posible encontrar respuesta a las necesidades populares, cuando es radicalmente imposible, porque, a), el modo de producción de mercancías está internacionalizado; b), porque el mercado es global y sólidamente estructurado al rededor de un núcleo de grandes bancos interparticipados; c), porque esa solida estructuración se articula al rededor de una serie de acuerdos puntuales, internacionales (tomados en conjunto), tendentes a no romper acuerdos de difícil recombinación (que ahora esos acuerdos se estén rompiendo por las luchas arancelarias, y las sanciones que la burguesía dominante –de Estados Unidos– dicta, es el ejemplo de la agonía del sistema, y la necesidad de un nuevo ordenamiento mundial que quieren los poderosos).

REINVENTAR EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO

Las políticas nacionales de los Estados nacionales burgueses dejaron de ser soberanas desde el final de la segunda guerra mundial. Las normas impuestas por Estados Unidos fueron acogidas por la burguesía europea con diferente entusiasmo, pero el temor y la ausencia de alternativas terminaron de imponer una práctica política que beneficiaba al vencedor de la guerra.

La izquierda tiene que tener el valor de aceptar la terrible traición que supuso romper el internacionalismo obrero y doblar la cabeza ante la patria burguesa. A comienzos del siglo xx el, concepto y sus consecuencias prácticas, podrían entenderse que tales términos, la solidaridad proletaria fuera un artificio ideológico, con pocas interrelaciones practicaras, pero hoy, las interrelaciones materiales que afectan a los trabajadores son claras y cotidianas, y no hay razón para empecinarse en políticas nacionales que son falsamente soberanas.

La izquierda dejó pasar su oportunidad en 1914 y en 1939 de separarse de la burguesía, adoptando una política indepndiente y ese balance ha resultado nefasto, y no puede darse el lujo de perder la oportunidad de tomar en sus manos los destinos de los trabajadores, proponiendo y luchando por una Europa de los trabajadores, de los ciudadanos cuando la Unión Europea se tambalea porque el sistema, el modo de producción de mercancías está llegando a sus límites, porque la estructura económica se encuentra encorsetada por la propiedad privada de los medios de producción, que no beneficia más que a un puñado de potentados que tienen en sus manos los destinos de la humanidad, y desde esa perspectiva, los intereses generales del conjunto social, humano, chocan con los criterios recogidos en sus leyes, que les privilegian, imponiendo la política dictada por el capital financiero, que dirige la burguesía dominante estadounidense, pero sobre todo por que –opinan los expertos– la próxima crisis económica se está anunciando y según esos expertos, será mucho más desastrosa, y cuando eso suceda, la burguesía se habrá quedado sin argumentos, sin justificación para pedir más sacrificios y solo entonces la sociedad volverá a mirar a los que propongan una política alternativa global, es decir, de contenido holístico, entendiendo la sociedad la posibilidad de articular la existencia con otros contenidos nuevos, mejores y más armoniosos.

Francia, Alemania, España, Reino Unido, Irlanda, Bélgica, Holanda, han de tener la perspicacia de anticiparse y convocar a la clase obrera internacional –estadounidenses, africanos, rusos, árabes, chinos– a unir fuerzas para buscar ese tipo de alternativa al capitalismo decadente porque ya hemos pagado la crisis de 2008, y seguimos más empobrecidos y endeudados. La próxima crisis habrá de seguir el ejemplo de los chalecos amarillos de Francia, desde el principio y negarse a aceptar ningún tipo de recortes, desautorizando a los lideres obreros, sindicalistas, parlamentarios, que osen aceptar y seguir ese tipo de política. Reivindicar los impuestos progresivos a las grandes fortunas, empresarios y banqueros, ha de ser una reivindicación indeclinable, exigir un único gobierno europeo elegido democráticamente y resposable ante el parlamento que debe rendir cuentas ante un parlamento europeo pleno de soberanía, con poderes legislativo en todo el territorio de la unión, capaz de tomar acuerdos internacionales, libre de chantajes, sin bases militares de la OTAN y que tenga una política propia con los vecinos de Oriente Medio, el Magreb y África, será la que garantice una política independiente, que la ciudadanía internacional reconocerá con ese contenido abierto, generoso, acogedor porque reconocerá al ser humano como lo más importante, y no a la mercancía al dinero, al interés explotador, a la ganancia, como el centro del sistema.

Un nuevo orden holístico tiene que empezar expropiando los conglomerados empresariales ligados a la industria militar porque un puñado de potentados no tienen derecho a disponer de la vida de las personas, no tienen derecho a tener en sus manos los destinos del mundo porque a ellos, los ricos potentados les beneficie; la cultura y el conocimiento no puede ser un gueto reservado a unos pocos, sino que la sociedad tiene que tomar en sus manos ese capítulo, como una necesidad de salud pública, dada la sociedad que se está construyendo, altamente tecnificada, articulando programas de explicación y divulgación, de qué es ciencia, para que se quiere que valga, y la ciencia no puede quedar solo en las ciencias físicas, las ciencias sociales y sus entresijos deben exponerse con claridad, porque solo así será más fácil que las personas encaren las concepciones filosóficas que explican los sentimientos religiosos, es decir, se trataría de así, de minar el terreno de la superstición, la superchería, no se trataría de prohibir las creencias, que para muchas personas, dan sentido a sus vidas, sino de proveer a la ciudadanía con los medios culturales y filosóficos que les permita interrogarse a sí mismos.

En resumen, la próxima crisis enfrentará a la sociedad a la necesidad de rechazar los conceptos burgueses, desde el principio, porque el sistema está agotado, y el recurso a un guerra en el territorio europeo es algo que contemplan los estrategas burgueses y la izquierda puede tener la capacidad de enfocar un nuevo panorama, un nuevo orden si tiene el valor de romper el corsé del nacionalismo inútil, que sale del paso diciendo que es mejor votar a la extrema derecha si es honrada, cuando toda la historia se esfuerza en advertirnos que el poder, la derecha, que es la que establece leyes privilegiantes, es canalla, ladrona, sanguinaria y excluyente.


jmrmesas

veintisiete de diciembre de dos mil dieciocho






























lunes, 22 de octubre de 2018

ALEMANIA MARCA EL CAMINO




ALEMANIA MARCA EL CAMINO

La impunidad levanta ampollas

El asesinato con métodos de la mafia del periodista árabe, crítico moderado de la monarquía saudí, califica al Estado afectado como Estado Mafioso, y los Estados asociados con el Estado manchado con la sombra de la sospecha toman distancia con ese Estado, sea este, aliado, socio o cliente, por lo tanto, los Estados, que en un primer momento demandaron cautelosas explicaciones creyendo en las oficiales ofrecidas desde el Estado árabe, se apresuran a mostrar disconformidad porque las evidencias son tan inocultables, que necesariamente demandan investigación que explique el crimen perpetrado.

Los Estados, que en un primer momento estuvieron dispuestos a quitar hierro al crimen entienden que la magnitud del hecho criminal supera las explicaciones simplistas porque hay nombres que son o implican a funcionarios en activo, con pasaporte diplomático que, hasta ese momento, dirigían instituciones del Estado árabe —el forense que dirigió el descuatizamiento— , y que accedieron al territorio consular con maletas o valijas, y esos Estados europeos y el Estado y principal aliado del Estado árabe, Estados Unidos, se desdicen ahora y comienzan por querer explicaciones creíbles y documentadas porque de lo contrario, esos Estados estarían dando cobertura a un Estado que actuaria según criterio de la mafia, siendo ellos mismos, socios de comportamientos de la mafia.

La muerte de un ciudadano, en este caso, un súbdito exige demostrar la comisión de un delito que le convierta, al supuesto culpable, en reo acreedor de la pena capital, y mientras eso no sea demostrable, el poder que se tome la atribución de eliminar a discrepantes, sin juicio, convierte sus decisiones, todas sus decisiones, judiciales, políticas, económicas, bélicas en decisiones arbitrarias, sin valor legal, en meros ajustes de cuenta, exactamente como actuaría un capo en su territorio.

Alemania, y su cancillera Merkel, presunta presidenta in péctore de la Unión Europea ha sido la primera en suspender la venta de armas a Arabia Saudita hasta que no se aclare el crimen del periodista Jamal Khashoggi, una decisión que con más disgusto que placer se apresura a tomar distancia Estados Unidos —de su anterior decisión de aceptar la primera explicación del reino saudí sin cuestionarla— diciendo que la venta de armas continua y que cree en la inocencia del príncipe heredero, es decir, los poderosos se aperciben del terrible error de creer que la ciudadanía internacional puede tragárselo todo sin sacar conclusiones, que tal vez no sean inmediatas pero que van formando un poso de indignación e incredulidad en las explicaciones que gobiernos y medios se dan maña en difundir, tomando a esa ciudadanía internacional por estúpida.

España debería tomar nota de la decisión de Alemania exigiendo explicaciones al reino saudí, toda vez que la venta de armas de fabricación española, se sabe con certeza, que se emplean en la exterminación del pueblo yemení.

El gobierno de Sánchez debería pensárselo si tiene interés en convertirse en un referente europeo del socialismo, pues de lo contrario todo esfuerzo de recuperación política e ideológica estaría condenado a ser puro oropel.

jmrmesas
veintidós de octubre de dos mil dieciocho


viernes, 19 de octubre de 2018

LA MESURA DESHONESTA











LA MESURA DESHONESTA

En esta conspiración de múltiples y variadísimos escenarios en el que vivimos, de repente, aparecen sucesos que son más elocuentes que todas las explicaciones que los medios afines a los dueños del mundo intentan hacernos tragables los acontecimientos.

Esos medios, creadores de una opinión, acomodaticia y acomodable, que prefieren un mundo sin ruido y sin sorpresas mientras los amos del mundo nos empobrecen y nos humillan, son modosos con los poderosos y crueles y inflexibles con los débiles.

De repente, un ciudadano, con cita previa en un consulado, entra para hacer una gestión administrativa y no vuelve a salir por su pie.

El asesinato del periodista árabe Jamal Khashoggi, en el consulado de Arabia Saudí en una ciudad turca, espeluzna, no tanto por la crueldad de su asesinato, como por la sensación de impunidad que retrata la perpetración del crimen. La sensación de impunidad de los dueños del mundo, sin pudor para ocultar la perpetración de hechos punibles, creyendo en su propio poder para asustar y silenciar a una ciudadanía madura y cada vez más crítica, es indecente, es deshonesto. Los lectores interesados pueden encontrar la descripción del hecho en los medios y en la red, pero la horripilancia de la acción perpetrada estriba en los métodos mafiosos, que, en ocasiones nos han mostrado algunas películas hollywoodense, solo que en este caso, no lo realizan pandilleros sino funcionarios de un Estado, Arabia Saudí, en una sede diplomática y en presencia del propio diplomático.

La sensación de impunidad de los ejecutores, deriva del hecho de haberlo cometido un Estado aliado de Washington, y el cúmulo de complicidades que la mesura de las “protestas” oficiales exhiben para vanalizar el horror. ¿Es aceptable que la gobernanza mafiosa pueda exhibir tal grado de moderación, cuando un ciudadano entra en una sede diplomática y han de sacarlo en cuartos?

jmrmesas

diecinueve de octubre de dos mil dieciocho





































domingo, 7 de octubre de 2018

GLOBALIDAD Y CONSPIRACION






GLOBALIDAD Y CONSPIRACION

EL TERRENO DE JUEGO

No creo en la inspiración. Por el contrario, creo en el trabajo, la observación y la reflexión sobre los acontecimientos políticos y sociales que se producen en el ámbito internacional, porque el mundo actual, el planeta está recorrido por múltiples canales, medios y vías que le hacen latir al unísono.

Todo acontecimiento que cuestionen los valores aceptados en cualquiera de los terrenos que hacen posible la convivencia social, una vez cuestionado adquiere dimensiones generales afectando a la comunidad internacional, sin importar lo grande o pequeño que pueda ser el lugar de su origen, siendo la profundidad del desacuerdo lo que le saca del ámbito local dándole una dimensión susceptible de ser evaluado por el conjunto humano.

Son estos hechos los que tienen capacidad para determinar el curso de la historia, y cerrar esa ventana condena a la mayoría, a la sociedad a reducir la percepción –la propia percepción, la perspectiva capaz de elevar las concepciones, no solo políticas, también las intelectuales, éticas y armoniosas y aún más grave si cabe, cuando esa percepción es orgánica, común, militante–, es obligado tratar de entender ese entorno, pues de otro modo se concentrará la atención en lo próximo, en lo cercano, porque, erróneamente, se creerá tener capacidad de poder modificarlos, queriendo desligar lo local de lo general, porque al carecer de opinión se puede creer o sentir que tales eventos, son insuperables y que solo lo próximo, aquello que es local es posible modificar su curso.

Creo en el convencimiento de que lo que se hace tiene valor y sentido, y últimamente me ha parecido conveniente reflexionar, acerca del momento internacional, porque las explicaciones que encuentro a mi alcance no concuerdan con los datos disponibles, y dado la cantidad de informados intervinientes que dan cumplida cuenta de la cotidianidad política, me ha parecido necesario arriesgar alguna explicación discordante con las que se exponen de manera, que en mi opinión, al objetivar los comportamientos en los límites que impone el agonizante modo de producción mercantil, los datos empiezan a tener sentido.

Para que escribir no pierda sentido y esa proyección no sea vacua, cale en la sociedad, cale en la clase oprimida, es necesario ahondar en esos acontecimientos para desbrozar y sacar a la luz el significado profundo que expresan tales acontecimientos. Para que ese significado cobre la importancia debida y sirva para que la sociedad y la clase oprimida pueda construir su imaginario colectivo produciendo un centro, una dirección capaz de ser guía, capaz de orientar a la clase, a la sociedad oprimida. Construir una dirección confiable –a escala planetaria, internacional– aunque contra ella, contra esa dirección se confabule la burguesía y sus medios, es una tarea apremiante porque en estos momentos actuales, la burguesía, una élite, un grupo social homogéneoconscientemente interconectados, incluso si mantiene diferencias de difícil sondeamientoestá quebrada entre sus intereses nacionales, concretos y apremiantes, y los intereses de clase, que hasta hace muy poco lideraba USA, con cierto recelo de los burgueses europeos.

Los intereses de clase burgueses, de la burguesía, están quebrados, rotos, por las contradicciones producida por esa lucha de la sociedad, sin dirección, pero incesante, considerada esta, la burguesía, como el grupo social más homogéneo, la élite que dirige los destinos humanos –en medio de una sociedad fragmentada, dispersa, que lucha por la supervivencia–, han vuelto al terreno nacional, local –nunca fueron comunes, más que en el ámbito concreto de la fuerza militar incontestable de USA–, pareciendo tener un sentido común, una aquiescencia ante un enemigo común que habitaba en el temor del imaginario burgués, pero que sirvió para lograr el fortalecimiento de una economía concreta, el predominio del capital financiero estadounidense, utilizando el dólar como elemento homogeneizador.

El modo de producción mercantil, con un recorrido histórico donde se han producido los acontecimientos científicos más determinantes, de todos los tiempos, en un lapso de tiempo muy corto, ha ido cambiando la estructura económica de la sociedad, casi en una sucesión continua en los últimos doscientos años, alterando la lógica interna del modo de producción basado en la obtención de plusvalía y esa lógica interna que sustenta la ley del valor está saltando incontestablemente influyendo en el comportamiento social de diversas formas y modos.

Este hecho, esta sucesión de hechos, obviados públicamente por políticos, economistas, sociólogos y por la misma izquierda, carente de cualquier tipo de alternativa, es sutilmente alimentada en los medios burgueses, los medios que les son afines, dificultando que la sociedad y la clase trabajadora se aperciba de la importancia que tiene en la vida diaria, el potente cambio de la estructura económica, que ha incidido en la producción, en la economía, para, irónicamente, empobrecernos en medio del despilfarro de trabajo humano y de medios económicos, porque la economía del capital financiero estadounidense –que ha homogeneizado la producción y la economía mundial–, el complejo militar industrial (esa economía se ha construido y crecido mediante la conversión de la industria en la fabricación de armas de destrucción masiva y la consecuente intervención política en los asuntos de otros Estados y pueblos), hizo crecer a América, es decir, a Estados Unidos de América del norte, empobreciendo a las Américas del centro y sur continentales y a los Estados Unidos de Méjico. Esa fue la consecuencia de haber ganado la SGM –Segunda Guerra Mundial–.

La aceptación de la dirección estadounidense por los burgueses de Europa fue el mal necesario que permitió hacer grande América, mientras que ahora, el intento de Trump de querer reeditar la marca América no es más que la expresión de las contradicciones que los socios se vieron obligados a aceptar y que las luchas populares han empezado a des homogeneizar.

El modo de producción de mercancías está tensando la ley del valor porque si bien el incremento de la plusvalía es muy alto en las empresas punteras, es por el contrario muy reducido el número de trabajadores altamente cualificados, que generan esa plusvalía. El resto de la fuerza de trabajo es escasamente retribuido, subsistiendo precariamente, en tanto que la automatización y la inteligencia artificial reducen la incorporación de trabajadores a la producción (estas técnicas son una parte potente de la nueva estructura económica),de la misma manera que las redes sociales fabrican comportamientos electorales, y lo que es más grave, pone a disposición de gabinetes de expertos el comportamiento de masas, para poder cocinar políticas, por ahora, puntuales,, por eso es importante entender la actual quiebra del homogéneo grupo burgués producida como consecuencia de la preponderancia combinada, en el terreno económico –China– y el terreno político –Rusia– en torno a los acontecimientos en Oriente Medio, que lacera y carcome esa zona del mundo desde hace un siglo, porque, primero Europa, el imperio británico y Francia, apetecían su dominio y cuando sus fuerzas se agotaron tuvieron que ceder el testigo al vencedor de la SGM, como parte del botín.

GLOBALIDAD

Los historiadores valoran positivamente el descubrimiento del nuevo mundo. ¿Adivinen por qué?, nada más y nada menos que porque rompía tabúes y cuestionaba las enseñanzas de la Iglesia, y eso, en Europa supuso una revelación rompedora, ¿podría tomarse como el inicio de la globalización?.

Cuando se pronuncia esta palabra en un contexto político, se suele hacer como con cierto fastidio, como una fatalidad indeseada, algo con lo que hay que lidiar aunque sea molesto. En realidad este concepto es consecuencia de la actividad espiritual, intelectual del ser humano que ha buscado desde sus orígenes, traspasar los límites que le fijaban a un espacio. Es el deseo innato de conocer lo que hay más allá, de extender su influencia y conocer, saber, aprender y probablemente, sin esta cualidad, el homínido no se hubiese hubiese hecho humano. Fue esa actividad la que le hizo explorar, y con ella el comenzaron las exploraciones, los viajes, los intercambios, que rápidamente, devinieron en mercantiles, comerciales, y como no podía ser menos, guerreros, de conquista, de rapiña. El proceso histórico es pródigo en este tipo de sucesos.

La extensión de las exploraciones, en último término, de la rapiña comercial-belicista, ha ido pareja con el crecimiento imparable del proceso histórico, culminado en nuestros días con el pleno conocimiento social, político y económico de lo que ocurre en cualquier rincón del mundo, valorándose la importancia, la incidencia que tal acontecimiento pueda tener económica, política, social, científica, o del tipo que sea, dándose en llamar a esto, la globalida.

El conocimiento de habitar en un solo mundo que es patrimonio, de hecho, –para que fuese de derecho, debería haber un gobierno mundial–, de un reducidícimo grupito, en el que a penas cinco personas poseen tanto dinero cono algo más de la mitad más pobre del genero humano, sin que este hecho demostrable levante indignación, la indignación publica, porque, en definitivas el capital financiero y sus dueños manejan el mundo, sus recursos, sus destinos, a pueblos, cuyos riquezas apetecen acarreándolos como transhumancia humana mientras todos fingen que tales hechos son producto del azar, acontecimientos ineluctables semejante a las plagas bíblicas, cuando se sabe que tales acontecimientos se diseñan en oficinas siniestras, alimentadas con el fabuloso presupuesto del Pentágono, los mismos presupuestos que alimentan empresas de seguridad estratégicas que son viveros de thinktanks, esos laboratorios de ideas, donde se conspira contra el conjunto del género humano, o es acaso posible entender que una ínfima minoría acapare y atesore la cuantiosa cantidad de dinero que se reparten, a penas, cinco personas, como fruto de la habilidosa inteligencia para los negocios, cuando no es más que una calculada política para eludir, a veces, escamotear la riqueza generada socialmente y apropiada, mas bien robada, con triquiñuelas financieras, y canalizada hacia las arcas privada de esos multimillonarios.

Esas oficinas siniestras, esos laboratorios de ideas, tienen que malmeter para crear tensión inventando enemigos, conspirando para producir atentados, fabricando guerras santas y enemigo, más inventados –no por ello menos terrible– que reales. Alimentar las fábricas del complejo militar industrial requiere fabricar enemigos, y para dar a estos un barniz de idealismo, de honestidad hay que inventar bushidos y yihad, apelando a la desesperación y el desarraigo de los jóvenes; no me parece en exceso casual, fortuito, que los expertos, los estudiosos del terrorismo señalen un barrio de Bruselas, Molenbeek, como sede del yihadismo internacional, y oh coincidencias, también Bruselas es sede europea de la OTAN-NATO. No parece difícil ni descabellado atar cabos y como dice un viejo refrán, piensa mal y acertarás, porque, como vengo sosteniendo desde este cuaderno de apuntes, Europa es una pieza fundamental para entender el devenir de la sociedad que la descomposición del capitalismo podría hacer aflorar, pues, es importante entender que el modo de producción mercantil esta agotado, ya que producción de mercancías se condensa en la producción de armas y dinero, mientras que la producción que la sociedad necesita, cada vez es menos accesible.

La globalidad del sistema es, en este sentido, el deformado aspecto de un noble impulso, que el modo de producción de mercancías, basado en la obtención de beneficio, de plusvalía, a cualquier precio que sea compatible con el despilfarro de trabajo del ser humano, con el desprecio a la naturaleza, ha emponzoñado el deseo de conocer, de romper límites, de traspasar fronteras para conocer, compartir, entender y avanzar, del que es necesario extraer enseñanzas, para corregir la deriva canalla, expoliadora y aunque el término levante desconfianza, recelo, incluso odio, la globalidad ha de ser rehecha y reconvertida porque la cantidad y calidad de la ciencia y de la tecnología aplicada a la producción y a los procesos de producción –las fuerzas productivas– ha alterado la vida del planeta, los lentos procesos vitales de la naturaleza, procesos que son el filtro natural que hacía compatible la vida, y que la industrialización, sin control ni medida, ha trastocado.

La misma vida social, configurada interiorizando conceptos y costumbres, vigilados por códigos escasamente actualizados –la superestructura, que regula la vida social– han quedado desfasados porque si bien, en el pasado podían tener sentido ya que la vida social latía con los ciclos de la misma naturaleza, hoy, la potencia de las fuerzas productivas y el increíble potencial que encierran, accesible solo a expertos, estudiosos, y por supuesto, al complejo militar industrial –el capital financiero– que paga esos costosos experimentos, toda esa ciencia, ha desactualizado esos códigos.

Tales códigos, los mismos que definían el comportamiento social, también definían los limites que durante siglos confinaron las fronteras de los Estados, naciones, pueblos, que hoy son violadas por el capital financiero imponiendo normas y leyes que no se discuten en ningún parlamento sino que se dictan en despachos muy alejados de las necesidades de esos pueblos y la política al uso no vale para rehacer la globalidad, para reinventar la globalidad, haciéndola, solidaria, humanizandola, desmercantilizándola, poniéndola al servicio de la comunidad, porque la razón de la fuerza del poderoso complejo militar industrial, dicta a que país se le ponen sanciones –ante el silencio de la O.N.U., muchas veces indiferente–, que son acatadas con sumisión, por unos aliados que tampoco escapan a la furibundia del capital financiero del complejo militar industrial, cuya llave controla el menguante liderazgo estadounidense.

CONSPIRACIÓN

La acción de unirse entre varios para entorpecer, dificultar, obstruir a otro para impedirle, arteramente, que pueda desarrollarse y mejorar es, en términos generales, una conspiración.

Habitualmente se ha entendido la conspiración como que tal acción se usaba contra el poder, especialmente si este era despótico o cruel, tiránico, o todo a un tiempo. Pregunto y me pregunto, ¿es posible conspirar contra la sociedad?, ¿es posible que una minoría poderosa conspire contra el pueblo, contra la mayoría (fuente de poder y legitimidad), contra la base social que configuran los Estados; contra la sociedad? Veamos, que dijo un ciego: “El 1% más rico tiene tanto patrimonio como todo el resto del mundo” (titular de un periodico de 2015); “Tan sólo 8 personas (8 hombres en realidad) poseen ya la misma riqueza que 3.600 millones de personas, la mitad más pobre de la humanidad.” Informe Oxfan de enero de 2017. Esto, sin más es muy elocuente.

Sin discutir –que se podría– la inteligencia de los que se dedican a hacer dinero, que una reducidísima élite sea tan rica como para tener tanto, modestamente, me resulta increíble a menos, imagino, que exista un entramado bien organizado (¿SWIFT?) para canalizar los cuantiosos flujos de dinero hacia cuentas concretas, sean estas de poderosos industriales o de autoridades políticas –que, necesariamente debe encerrar connivencias–, pues si existiesen canales para vigilar que la generación de plusvalía se hiciese cumpliendo escrupulosamente normas y leyes –que se incumplen– distribuir la riqueza generada socialmente, tal vez, sigo imaginando, los ricos serían un poquito menos ricos, y los pobres menos pobres.

Es decir, existe una conspiración; más bien, intentando ser preciso, existe una práctica conspirativa generalizada, desde todos los ámbitos del poder, sea este público –político– o los poderes de hecho, creo que se dice stablishment, empleando el vocablo de los negocios, en las sociedades democráticas, para mantener en la inopia a la mayoría social.

La conspiración, en la sociedad industrial semeja una hidra de con múltiples cabezas, una práctica diversa y descentralizada, como digo, en los ámbitos en los que se desenvuelve el poder, sea este el que practica el capital financiero o el que se deriva de este con los poderes públicos, con una tendencia común que es la de mantener apartada a mayoría, de los centros susceptibles de sentir la presión de la mayoría, la fuerza que esas mayorías pudiese ejercer para demandar políticas públicas favorables. Solo de este modo es posible entender que los diez últimos años de profunda crisis económica, esta se haya salvado a base de recortes, donde el capital de los Estados se ha transferido a los bancos y de ahí a las cuentas privadas de esos nuevos millonarios producido por una distribución, tenida por legal pero tramposa e injusta que ha convertido a los Estados nacionales, especialmente europeos, en deficitarios, estando algunos –Italia– filo de la bancarrota.

Pese a las evidencias, negadas por políticos displicentes, pese a las consecuencias que un mundo globalizado por el predominio del capital financiero de Estados Unidos ha conseguido, cuando la situación política, en los lugares donde el complejo militar industrial, prevé desajustes que pudieran alterar un statu quo crítico, la conspiración pierde, digamos suavemente, las formas políticas aceptables para tomar tintes radicales y sangrientos, como, por ejemplo, Yacarta 1965 –creo que existe una película que los propios realizadores decidieron apartarla de los circuitos comerciales por su crudeza–.

No ha sido la única conspiración, sangrienta, pues ocho años más tarde, el golpe de Estado contra el gobierno de Allende, en Chile produjo una nueva matanza. ¿Es necesario mencionar Argentina?

El magnicidio de John F. Kennedy es, igualmente, parte de una conspiración, aunque el informe Warren lo reduce a la acción de un solo autor sin cómplices. Una película retrata el magnicidio, con gran despliegue de información (1973, Executive action, protagonizada por Burt Lancaster y Robert Ryan). Esta, una historia bien articulada, en la que Burt Lancaster hace de malo con escrúpulos, cuando menos pone en antecedentes que algo como eso es imposible que pueda suceder sin una red de complicidades y por supuesto, con mucho dinero de por medio.

Cerraremos esta serie de acciones de conspiración con la más notable de ellas, el atentado de 2001 en el W.T.C. de Nueva York. En la red hay una considerable cantidad de información de diversa calidad, porque el informe oficial de la comisión de investigación no ha convencido a los expertos que ven una sucesión de cabos sueltos, hasta el punto que estos constituyeron una asociación para esclarecer la verdad. Si esa asociación u otra pudiera demostrar la falsedad del informe, si la destrucción de las torres gemelas del W.T.C. se verificara que fue producto de una conspiración, el propio gobierno se vería obligado a dar explicaciones porque el principal objetivo de ese atentado sería implicar a la nación estadounidense en la aventura del capital financiero impulsando una supuesta ofensiva antiterrorista que permitió endurecer las leyes y dificultar, limitar las libertades políticas de la ciudadanía, no solo en Estados Unidos, sino en todos los países democráticos, porque estaríamos en presencia de una campaña internacional contra los pueblos del mundo.

UNA ALTERNATIVA GLOBAL CONSCIENTEMENTE ASUMIDA

La matemática tiene una virtud poderosa que radica en la necesidad de la demostración. El que hace una propuesta no puede zafarse de la demostración arguyendo el prepotente “porque yo lo digo”, está obligado a demostrar, de la a, a la z, la proposición echando mano de las herramientas, que esa disciplina dispone. Esta idea es la que me guía a la hora de describir la realidad que percibo. Espero acertar.

Decía más arriba que el sistema recorrido por el modo de producción de mercancías roza los límites que le hacían útil al conjunto humano aunque el principal beneficiario, la burguesía se haga cada vez mas rica y la acumulación sea cada vez mayor, porque esa acumulación anula la ley del valor, que es la que da sentido, validez histórica, al modo de producción de mercancías. Que sus intereses están quebrados por las luchas desarticuladas de las clases populares, en diversos lugares, pero esa realidad no basta para convertirlas en la punta de lanza de un cambio profundo, capaz de cambiar el sistema. Los sindicatos obreros, que tradicionalmente lideraron las luchas de clase, han estado y están desaparecidos. En diez años de crisis económica, no resuelta, las propuestas lideradas por ellos en Europa, el territorio más organizado por la lucha civil –por tanto más peligroso para el capitalismo– está brillando por su ausencia, lo que da una idea de la profundidad de la derrota de la socialdemocracia, y de la imposibilidad de rehacerla a escala nacional, limitando así que la ciudadanía tome consciencia.

Esos límites (la contradicción entre el interés de clase –de la burguesía en su conjunto, que dirigía USA– y el interés nacional, en la que cada burguesía trata de sacar la mayor ventaja) se están volviendo peligrosos, ya que la guerra de aranceles, la guerra comercial solo puede resolverse mediante la guerra militar, y la obsesión del complejo militar industrial de querer seguir liderando el mundo, obteniéndolo todo, sin ceder en ningún terreno, está en un callejón sin salida, porque la confrontación militar no puede llevarse a efecto porque supondría el final de la especie humana, algo que todo los actores, tratan de evitar. No obstante, tanto USA como China están obligados a subir la apuesta, bordeando el choque directo. Un choque directo que podría tener lugar de variados escenarios, el más obvio, si USA persiste en hacer de China el objetivo a batir, por la potencia comercial que esta representa sería el Mar de China Meridional, principalmente por las islas que china convierte en portaaviones, sin embargo, Oriente Medio, es el objeto que ya esta bajo el fuego de la coalición del bien machacando Yemen y intentando en Siria volver a abrir la guerra, sin olvidar Irán convertida en la obsesión personal del presidente Trump.

Europa merece atención especial, en este terreno dada la atención que el pentagono-yihadismo le ha dedicado a los Estados europeos, tocándolos todos en mayor o menor medida, pues una Europa convulsionada por atentados frecuentes, leyes de excepción sería ideal para manipular una opinión pública muy desidenologizada, es lo primero que pienso cuando veo este tipo de mapas, que resaltan lo que fue origen de un continente y que permanece dividido por la claudicación y la cobardía de la socialdemocracia incapaz, cuando tal vez pudo hacerlo, dando cima al proletarios de todos los países uníos.

Es en exceso suponer que esta disyuntiva no se perciba, pues al menos, los contendientes lo saben, y lo saben los segundos y terceros Estados que se alinean a un lado u otro. También lo sabe la izquierda pero esta carece de un proyecto propio, de un programa u hoja de ruta, porque no sabe cual es la ruta ni a donde quiere ir. Más claramente, sabe que cualquier camino implica la ruptura con el sistema, y un mundo nuevo no lo puede ni lo debe pensar un solo actor, sea un partido o nazca en un Estado, ha de ser la obra conjunta de todos los que ahora, en este momento están luchando en el mundo

El soporte más preparado del movimiento obrero internacional, la socialdemocracia, se deshizo tras dos guerras mundiales libradas en el territorio europeo en un corto lapso de tiempo de, apenas 20 años. Sus teóricos más prominentes fueron asesinados o murieron en un corto espacio de tiempo; los que siguieron vivos emprendieron el camino de la retirada, desdiciéndose.

Si la primera guerra mundial fue el inicio de la traición, la segunda fue la alineación de los superviviente, de los dirigentes, de los cuadros principales y medios, que son los que dan solidez a una organización, con los burgueses, con sus concepciones sobre la producción, el mercado, la economía al servicio de un mercado, en el que la libre confrontación de la oferta y la demanda es pura ficción, pues la demanda se fabrica a la medida del capital financiero, y la oferta se limita, de igual modo. El entramado de organizaciones financieras, comerciales, productivas, científicas están recorridas por el interés de la burguesía dominante que fue capaz de dictar sus normas e imponer su moneda.

Este ha sido el panorama durante buena parte del siglo xx, cuando el crecimiento de las fuerzas productivas ha terminado por globalizar el mundo, la economía, y consecuentemente, los problemas derivados de la socialización perversa (comtaminación general, expropiación de recursos movilizando población y dirigiéndola a Europa con evidente interés como factor de desestabilización social), y de la privatización de los increíbles beneficios, que los informes de Oxfan presentan con rostro humano.

La aplicación de la ciencia y la tecnología a la producción y a los procesos de producción ha terminado especializando a esta en la producción de una mercancía mortífera –armas de destrucción masiva– con un mercado muy limitado, solo apto para un puñado de compradores títeres, de Estados feudatarios, dependientes, que hacen rehenes a naciones y pueblos.

La lista puede ser mucho más amplía pero creo que es suficiente para plantearnos una pregunta capital, cuando las fuerzas productivas han globalizado al mundo y sus problema ¿Tiene la izquierda alternativa? ¿Vale una alternativa nacional, estatal? Cuando en la economía, la inteligencia artificial y la robótica hacen crecer el ejército de reserva ¿No se está cuestionando la ley del valor, fundamento del modo de producción de mercancías? ¿Es consciente la izquierda que la respuesta exigida tiene que ser la alternativa al actual modo de producción? ¿Es la izquierda consciente de la necesidad de elaborar una respuesta internacional –cuando menos europea– capaz de elaborar y presentar una respuesta común, en la que la sociedad sea sujeto activo?

Es posible creer que los antecedentes históricos solo son útiles para los profesionales estudiosos de la historia, pero la política está sólidamente unida a ella y el peso de la derrota, de dos guerras mundiales, no gravita en uno más que en otros. Lo hace sobre todos sin diferencias y los dirigentes están obligados a dar explicaciones sin echar balones fuera, asumiendo que sin arrostrar un proyecto común, asumido consciente, responsable y solidariamente en un mundo globalizado, que la ciudadanía palpa y siente, cualquier propuesta pierde sentido y credibilidad ante unos medios publicitarios que pintan un falso mundo feliz, cada vez para menos.

No es posible ir cada uno por libre porque la globalización tiene la lógica de exhibir su fuerza sin sujetarse a convenios humanos: Fukusima y Chernobil son ejemplo de fuerzas desatadas. La potencia de las fuerzas productivas y el potente cambio de la estructura económica impone límites a la producción, la globalización de la economía dolarizada exige la sustitución por una moneda común, pactada libremente por los pueblos del mundo, como buen ejemplo de esa posibilidad es la que exhibe la cadena de bloques, que tan positiva le resulta al bitcoin, por cierto, una debacle social tiene más posibilidades de suceder por una crisis financiera que por una guerra, y todo ello son síntomas que revela un sistema que ya no es útil al conjunto humano.

Todo ello me lleva a pensar que dado la calidad de los problemas la solución no puede venir, como en tiempos pasados, abriéndose paso, las soluciones, entre los intersticios del caduco y agonizante modo de producción precedente, sino que requiere la sagacidad y voluntad política de los que quieren un nuevo mundo mejor para todos.

CONCLUYO

Nunca he votado al PSOE, una militancia radical me ha llevado a la idea de la imposibilidad de esperar nada bueno pero reconozco que Pedro Sánchez está queriendo hacer una política favorable para la mayoría desfavorecida y eso ha disparado todas las alarmas del fascismo dormido desde el momento que ha tenido el valor de coger la patata caliente, que otros predecesores ideológicos tuvieron cuidado de sortear, decidiendo sacar el cadáver de Franco de Cuelgamuros. Una vez emprendido ese camino, el gobierno debería tomar la decisión de llevarlo a un lugar secreto sin dar cuentas a la familia, pues esta demanda fanfarria –honores militares– constituyéndose en continuadores del golpismos, avalados por mil firmantes de las fuerzas armadas, que el ejecutivo debería licenciar sin pérdida de tiempo.

La forma de Estado debe ser traída a debate –es una idea que un gobierno salido de las urnas con una mayoría incontestable– debería abordar sin perdida de tiempo, para cerrar el nefasto y nefando golpe franquista que arruinó la República Española.

Son cuestiones a tomar en consideración, no solo por el ejecutivo sino por toda la sociedad, pues no hay que confiar en tener muchos avisos.

jmrmesas

siete de octubre de dos mil dieciocho