GLOBALIDAD Y CONSPIRACION
EL TERRENO DE JUEGO
No creo en la inspiración. Por el contrario, creo en el trabajo, la
observación y la reflexión sobre los acontecimientos políticos y
sociales que se producen en el ámbito internacional, porque el mundo
actual, el planeta está recorrido por múltiples canales, medios y
vías que le hacen latir al unísono.
Todo acontecimiento que cuestionen los valores aceptados en
cualquiera de los terrenos que hacen posible la convivencia social,
una vez cuestionado adquiere dimensiones generales afectando a la
comunidad internacional, sin importar lo grande o pequeño que pueda
ser el lugar de su origen, siendo la profundidad del desacuerdo lo
que le saca del ámbito local dándole una dimensión susceptible de
ser evaluado por el conjunto humano.
Son estos hechos los que tienen capacidad para determinar el curso de
la historia, y cerrar esa ventana condena a la mayoría, a la
sociedad a reducir la percepción –la propia percepción, la
perspectiva capaz de elevar las concepciones, no solo políticas,
también las intelectuales, éticas y armoniosas y aún más grave
si cabe, cuando esa percepción es orgánica, común, militante–,
es obligado tratar de entender ese entorno, pues de otro modo se
concentrará la atención en lo próximo, en lo cercano, porque,
erróneamente, se creerá tener capacidad de poder
modificarlos, queriendo
desligar lo local de lo general, porque al carecer de opinión se
puede creer o sentir que tales eventos, son insuperables y que solo
lo próximo, aquello que es local es posible modificar su curso.
Creo en el convencimiento de que lo que se hace tiene valor y
sentido, y últimamente me ha parecido conveniente reflexionar,
acerca del momento internacional, porque las explicaciones que
encuentro a mi alcance no concuerdan con los datos disponibles, y
dado la cantidad de informados intervinientes que dan cumplida cuenta
de la cotidianidad política, me ha parecido necesario arriesgar
alguna explicación discordante con las que se exponen de manera, que
en mi opinión, al objetivar los comportamientos en los límites que
impone el agonizante modo de producción mercantil, los datos
empiezan a tener sentido.
Para que escribir no pierda sentido y esa proyección no sea vacua,
cale en la sociedad, cale en la clase oprimida, es necesario ahondar
en esos acontecimientos para desbrozar y sacar a la luz el
significado profundo que expresan tales acontecimientos. Para que ese
significado cobre la importancia debida y sirva para que la sociedad
y la clase oprimida pueda construir su imaginario colectivo
produciendo un centro, una dirección capaz de ser guía, capaz de
orientar a la clase, a la sociedad oprimida. Construir una dirección
confiable –a escala planetaria, internacional–
aunque contra ella, contra esa dirección se confabule la burguesía
y sus medios, es una tarea apremiante porque en estos momentos
actuales, la burguesía, una élite, un grupo social homogéneo
–conscientemente interconectados, incluso si mantiene
diferencias de difícil sondeamiento– está quebrada
entre sus intereses nacionales,
concretos y apremiantes, y los intereses de clase, que hasta
hace muy poco lideraba USA, con cierto recelo de los burgueses
europeos.
Los intereses de clase burgueses, de la burguesía, están quebrados,
rotos, por las contradicciones producida por esa lucha de
la sociedad, sin dirección, pero incesante,
considerada esta, la burguesía, como el grupo social más
homogéneo, la élite que dirige los destinos humanos –en
medio de una sociedad fragmentada, dispersa,
que lucha por la supervivencia–, han vuelto al
terreno nacional, local –nunca fueron comunes, más que en el
ámbito concreto de la fuerza militar incontestable de USA–,
pareciendo tener un sentido común, una aquiescencia ante un enemigo
común que habitaba en el temor
del imaginario burgués, pero que sirvió para lograr el
fortalecimiento de una economía concreta, el predominio del capital
financiero estadounidense, utilizando el dólar como elemento
homogeneizador.
El modo de producción mercantil,
con un recorrido histórico donde se han producido los
acontecimientos
científicos más determinantes,
de todos los tiempos,
en un lapso de tiempo
muy corto,
ha ido cambiando la
estructura económica de la sociedad,
casi en una sucesión
continua en los últimos doscientos años,
alterando la lógica interna del modo de producción basado en la
obtención de plusvalía y
esa lógica interna que sustenta la ley del valor está saltando
incontestablemente influyendo en el comportamiento social de diversas
formas y modos.
Este
hecho, esta sucesión de hechos, obviados
públicamente
por políticos, economistas, sociólogos y
por la misma izquierda, carente
de cualquier tipo de alternativa,
es sutilmente alimentada en los medios burgueses, los medios que les
son afines, dificultando que la sociedad y la clase trabajadora se
aperciba de la importancia que tiene en la vida diaria, el
potente cambio de la estructura económica,
que ha incidido en la producción, en la economía, para,
irónicamente, empobrecernos en medio del despilfarro de trabajo
humano y de medios económicos, porque la economía del capital
financiero estadounidense –que ha homogeneizado
la producción y la economía mundial–,
el complejo militar industrial (esa economía se ha construido y
crecido mediante la conversión de la industria en la fabricación de
armas de destrucción masiva y la consecuente intervención política
en los asuntos de otros Estados y pueblos), hizo crecer a América,
es decir, a Estados Unidos de América del norte, empobreciendo a las
Américas del centro y
sur continentales y a los Estados Unidos de Méjico. Esa fue la
consecuencia de haber ganado la SGM –Segunda Guerra Mundial–.
La aceptación de la dirección
estadounidense por los burgueses de Europa fue el mal necesario que
permitió hacer grande América,
mientras que ahora, el intento de Trump de querer reeditar la
marca América no es más que la
expresión de las contradicciones que los socios se vieron obligados
a aceptar y que las luchas populares han empezado a des
homogeneizar.
El modo de producción de mercancías está tensando la ley del valor
porque si bien el incremento de la plusvalía es muy alto en las
empresas punteras, es por el contrario muy reducido el número de
trabajadores altamente cualificados, que generan esa plusvalía. El
resto de la fuerza de trabajo es escasamente retribuido, subsistiendo
precariamente, en tanto que la automatización y la inteligencia
artificial reducen la incorporación de trabajadores a la producción
(estas técnicas son una parte potente de la nueva estructura
económica),de la misma manera que las redes sociales fabrican comportamientos
electorales, y lo que es más grave, pone a disposición de gabinetes
de expertos el comportamiento de masas, para poder cocinar políticas,
por ahora, puntuales,, por eso es importante entender la actual quiebra del
homogéneo grupo burgués producida como consecuencia de la
preponderancia combinada, en el terreno económico –China– y el
terreno político –Rusia– en torno a los acontecimientos en
Oriente Medio, que lacera y carcome esa zona del mundo desde hace un
siglo, porque, primero Europa, el imperio británico y Francia,
apetecían su dominio y cuando sus fuerzas se agotaron tuvieron que
ceder el testigo al vencedor de la SGM, como parte del botín.
GLOBALIDAD
Los historiadores valoran positivamente el descubrimiento del nuevo
mundo. ¿Adivinen por qué?, nada más y nada menos que porque
rompía tabúes y cuestionaba las enseñanzas de la Iglesia, y eso,
en Europa supuso una revelación rompedora, ¿podría
tomarse como el inicio de la globalización?.
Cuando se pronuncia esta palabra en un contexto político, se suele
hacer como con cierto fastidio, como una fatalidad indeseada, algo
con lo que hay que lidiar aunque sea molesto. En realidad este
concepto es consecuencia de la actividad espiritual, intelectual del
ser humano que ha buscado desde sus orígenes, traspasar los límites
que le fijaban a un espacio. Es el deseo innato de conocer lo que hay
más allá, de extender su influencia y conocer, saber, aprender y
probablemente, sin esta cualidad, el homínido no se hubiese hubiese
hecho humano. Fue esa actividad la que le hizo explorar, y con ella
el comenzaron las exploraciones, los viajes, los intercambios, que
rápidamente, devinieron en mercantiles, comerciales, y como no podía
ser menos, guerreros, de conquista, de rapiña. El proceso histórico
es pródigo en este tipo de sucesos.
La extensión de las exploraciones, en último término, de la rapiña
comercial-belicista, ha ido pareja con el crecimiento imparable del
proceso histórico, culminado en nuestros días con el pleno
conocimiento social, político y económico de lo que ocurre en
cualquier rincón del mundo, valorándose la importancia, la
incidencia que tal acontecimiento pueda tener económica, política,
social, científica, o del tipo que sea, dándose en llamar a esto,
la globalida.
El conocimiento de habitar en un solo mundo que es patrimonio, de
hecho, –para que fuese de derecho, debería haber un gobierno
mundial–, de un reducidícimo grupito, en el que a penas cinco
personas poseen tanto dinero cono algo más de la mitad más pobre
del genero humano, sin que este hecho demostrable levante
indignación, la indignación publica, porque, en definitivas el
capital financiero y sus dueños manejan el mundo, sus recursos, sus
destinos, a pueblos, cuyos riquezas apetecen acarreándolos como
transhumancia humana mientras todos fingen que tales hechos son
producto del azar, acontecimientos ineluctables semejante a las
plagas bíblicas, cuando se sabe que tales acontecimientos se diseñan
en oficinas siniestras, alimentadas con el fabuloso
presupuesto del Pentágono, los mismos presupuestos que alimentan
empresas de seguridad estratégicas que son viveros de
thinktanks, esos laboratorios de ideas, donde se conspira contra
el conjunto del género humano, o es acaso posible entender que
una ínfima minoría acapare y atesore la cuantiosa cantidad de
dinero que se reparten, a penas, cinco personas, como fruto de la
habilidosa inteligencia para los negocios, cuando no es más que una
calculada política para eludir, a veces, escamotear
la riqueza generada socialmente y apropiada, mas bien robada, con
triquiñuelas financieras, y canalizada hacia las arcas privada de
esos multimillonarios.
Esas oficinas siniestras, esos laboratorios de ideas, tienen que
malmeter para crear tensión inventando enemigos, conspirando
para producir atentados, fabricando guerras santas y enemigo,
más inventados –no por ello menos terrible– que reales.
Alimentar las fábricas del complejo militar industrial requiere
fabricar enemigos, y para dar a estos un barniz de idealismo, de
honestidad hay que inventar bushidos y yihad, apelando
a la desesperación y el desarraigo de los jóvenes; no me parece
en exceso casual, fortuito, que los expertos, los estudiosos del
terrorismo señalen un barrio de Bruselas, Molenbeek, como sede
del yihadismo internacional, y oh coincidencias, también
Bruselas es sede europea de la OTAN-NATO. No parece difícil
ni descabellado atar cabos y como dice un viejo refrán, piensa
mal y acertarás, porque, como vengo sosteniendo desde este
cuaderno de apuntes, Europa es una pieza fundamental para entender
el devenir de la sociedad que la descomposición del capitalismo
podría hacer aflorar,
pues, es importante entender que el modo de producción mercantil
esta agotado, ya que producción de mercancías se condensa en la
producción de armas y dinero, mientras que la producción que la
sociedad necesita, cada vez es menos accesible.
La globalidad del sistema es, en este sentido, el deformado
aspecto de un noble impulso, que el modo de producción de
mercancías, basado en la obtención de beneficio, de plusvalía, a
cualquier precio que sea compatible con el despilfarro de trabajo del
ser humano, con el desprecio a la naturaleza, ha emponzoñado el
deseo de conocer, de romper límites, de traspasar fronteras para
conocer, compartir, entender y avanzar, del que es necesario extraer
enseñanzas, para corregir la deriva canalla, expoliadora y aunque el
término levante desconfianza, recelo, incluso odio, la globalidad ha
de ser rehecha y reconvertida porque la cantidad y calidad de la
ciencia y de la tecnología aplicada a la producción y a los
procesos de producción –las fuerzas productivas– ha alterado la
vida del planeta, los lentos procesos vitales de la naturaleza,
procesos que son el filtro natural que hacía compatible la vida, y
que la industrialización, sin control ni medida, ha trastocado.
La misma vida social, configurada interiorizando conceptos y
costumbres, vigilados por códigos escasamente actualizados –la
superestructura, que regula la vida social– han quedado
desfasados porque si bien, en el pasado podían tener sentido ya que
la vida social latía con los ciclos de la misma naturaleza, hoy, la
potencia de las fuerzas productivas y el increíble potencial que
encierran, accesible solo a expertos, estudiosos, y por supuesto, al
complejo militar industrial –el capital financiero– que paga esos
costosos experimentos, toda esa ciencia, ha desactualizado esos
códigos.
Tales códigos, los mismos que definían el comportamiento social,
también definían los limites que durante siglos confinaron las
fronteras de los Estados, naciones, pueblos, que
hoy son violadas por el capital financiero imponiendo normas y leyes
que no se discuten en ningún parlamento sino que se dictan en
despachos muy alejados de las necesidades de esos pueblos y la
política al uso no vale para rehacer la globalidad, para
reinventar la globalidad, haciéndola, solidaria,
humanizandola, desmercantilizándola, poniéndola al servicio de la
comunidad, porque la razón de la fuerza del poderoso complejo
militar industrial, dicta a que país se le ponen sanciones –ante
el silencio de la O.N.U., muchas veces indiferente–, que son
acatadas con sumisión, por unos aliados que tampoco escapan a
la furibundia del capital financiero del complejo militar industrial,
cuya llave controla el menguante liderazgo estadounidense.
CONSPIRACIÓN
La acción de unirse entre varios para entorpecer, dificultar,
obstruir a otro para impedirle, arteramente, que pueda desarrollarse
y mejorar es, en términos generales, una conspiración.
Habitualmente
se ha entendido la conspiración como que tal acción se usaba contra
el poder, especialmente si este era despótico o cruel, tiránico, o
todo a un tiempo. Pregunto y me pregunto, ¿es posible
conspirar contra la sociedad?, ¿es posible que una minoría poderosa
conspire contra el pueblo, contra la mayoría (fuente de poder y
legitimidad), contra la base social que configuran los Estados;
contra la sociedad? Veamos, que dijo un ciego: “El 1% más rico
tiene tanto patrimonio como todo el resto del mundo” (titular
de un periodico de 2015); “Tan sólo 8 personas (8
hombres en realidad) poseen ya la misma riqueza que 3.600 millones de
personas, la mitad más pobre de la humanidad.” Informe
Oxfan de enero de 2017. Esto, sin más es muy elocuente.
Sin discutir –que se podría– la inteligencia de los que se
dedican a hacer dinero, que una reducidísima élite
sea tan rica como para tener tanto, modestamente, me resulta
increíble a menos, imagino, que exista un entramado bien organizado
(¿SWIFT?) para canalizar los cuantiosos flujos de dinero hacia
cuentas concretas, sean estas de poderosos industriales o de
autoridades
políticas –que, necesariamente debe encerrar
connivencias–, pues si existiesen canales para vigilar que la
generación de plusvalía se hiciese cumpliendo escrupulosamente
normas y leyes –que se incumplen– distribuir la
riqueza generada socialmente, tal vez, sigo imaginando, los ricos
serían un poquito menos ricos, y los pobres menos pobres.
Es decir, existe una conspiración; más bien, intentando ser
preciso, existe una práctica conspirativa generalizada, desde todos
los ámbitos del poder, sea este público –político– o los
poderes de hecho, creo que se dice stablishment, empleando el
vocablo de los negocios, en las sociedades democráticas, para
mantener en la inopia a la mayoría social.
La conspiración, en la sociedad industrial semeja una hidra de con
múltiples cabezas, una práctica diversa y descentralizada, como
digo, en los ámbitos en los que se desenvuelve el poder, sea este el
que practica el capital financiero o el que se deriva de este con los
poderes públicos, con una tendencia común que es la de mantener
apartada a mayoría, de los centros susceptibles de sentir la presión
de la mayoría, la fuerza que esas mayorías pudiese ejercer para
demandar políticas públicas favorables. Solo de este modo es
posible entender que los diez últimos años de profunda crisis
económica, esta se haya salvado a base de recortes, donde el
capital de los Estados se ha transferido a los bancos y de ahí a las
cuentas privadas de esos nuevos millonarios producido por una
distribución, tenida por
legal pero tramposa e injusta que ha convertido a los Estados
nacionales, especialmente europeos, en deficitarios,
estando algunos –Italia– filo de la bancarrota.
Pese a las evidencias, negadas por políticos displicentes, pese a
las consecuencias que un mundo globalizado por el predominio del
capital financiero de Estados Unidos ha conseguido, cuando la
situación política, en los lugares donde el complejo militar
industrial, prevé desajustes que pudieran alterar un statu quo
crítico, la conspiración pierde, digamos suavemente, las formas
políticas aceptables para tomar tintes radicales y sangrientos,
como, por ejemplo, Yacarta
1965 –creo que existe una película
que los propios realizadores decidieron apartarla de los
circuitos comerciales por su crudeza–.
No ha sido la única conspiración, sangrienta, pues ocho años más
tarde, el golpe de Estado contra el gobierno de Allende,
en Chile produjo una nueva matanza. ¿Es necesario mencionar
Argentina?
El magnicidio de John F. Kennedy es, igualmente, parte de una
conspiración, aunque el informe Warren
lo reduce a la acción de un solo autor sin cómplices. Una película
retrata el magnicidio, con gran despliegue de información (1973,
Executive
action, protagonizada por Burt Lancaster y Robert Ryan).
Esta, una historia bien articulada, en la que Burt Lancaster hace de
malo con escrúpulos, cuando menos pone en antecedentes que algo como
eso es imposible que pueda suceder sin una red de complicidades y por
supuesto, con mucho dinero de por medio.
Cerraremos esta serie de acciones de conspiración con la más
notable de ellas, el atentado de 2001 en el W.T.C. de Nueva York. En
la red hay una considerable cantidad de información de diversa
calidad, porque el informe oficial de la comisión de investigación
no ha convencido a los expertos que ven una sucesión de cabos
sueltos, hasta el punto que estos constituyeron una asociación para
esclarecer la verdad. Si esa asociación u otra pudiera demostrar la
falsedad del informe, si la destrucción de las torres gemelas del
W.T.C. se verificara que fue producto de una conspiración, el propio
gobierno se vería obligado a dar explicaciones porque el principal
objetivo de ese atentado sería implicar a la nación estadounidense
en la aventura del capital financiero impulsando una supuesta
ofensiva antiterrorista que permitió endurecer las leyes y
dificultar, limitar las libertades políticas de la ciudadanía, no
solo en Estados Unidos, sino en todos los países democráticos,
porque estaríamos en presencia de una campaña internacional contra
los pueblos del mundo.
UNA ALTERNATIVA GLOBAL CONSCIENTEMENTE ASUMIDA
La matemática tiene una virtud poderosa que radica en la necesidad
de la demostración. El que hace una propuesta no puede zafarse de la
demostración arguyendo el prepotente “porque yo lo digo”, está
obligado a demostrar, de la a, a la z, la proposición echando mano
de las herramientas, que esa disciplina dispone. Esta idea es la que
me guía a la hora de describir la realidad que percibo. Espero
acertar.
Decía más arriba que el sistema recorrido por el modo de producción
de mercancías roza los límites que le hacían útil al conjunto
humano aunque el principal beneficiario, la burguesía se haga cada
vez mas rica y la acumulación sea cada vez mayor, porque esa
acumulación anula la ley del valor, que es la que da sentido,
validez histórica, al modo de producción de mercancías. Que sus
intereses están quebrados por las luchas desarticuladas de las
clases populares, en diversos lugares, pero esa realidad no basta
para convertirlas en la punta de lanza de un cambio profundo, capaz
de cambiar el sistema. Los sindicatos obreros, que tradicionalmente
lideraron las luchas de clase, han estado y están desaparecidos. En
diez años de crisis económica, no resuelta, las propuestas
lideradas por ellos en Europa, el territorio más organizado por la
lucha civil –por tanto más peligroso para el capitalismo– está
brillando por su ausencia, lo que da una idea de la profundidad de la
derrota de la socialdemocracia, y de la imposibilidad de rehacerla a
escala nacional, limitando así que la ciudadanía tome consciencia.
Esos límites (la contradicción entre el interés de clase –de la
burguesía en su conjunto, que dirigía USA– y el interés
nacional, en la que cada burguesía trata de sacar la mayor ventaja)
se están volviendo peligrosos, ya que la guerra de aranceles, la
guerra comercial solo puede resolverse mediante la guerra militar, y
la obsesión del complejo militar industrial de querer seguir
liderando el mundo, obteniéndolo todo, sin ceder en ningún terreno,
está en un callejón sin salida, porque la confrontación militar no
puede llevarse a efecto porque supondría el final de la especie
humana, algo que todo los actores, tratan de evitar. No obstante,
tanto USA como China están obligados a subir la apuesta, bordeando
el choque directo. Un choque directo que podría tener lugar de
variados escenarios, el más obvio, si USA persiste en hacer de China
el objetivo a batir, por la potencia comercial que esta representa
sería el Mar de China Meridional, principalmente por las islas que
china convierte en portaaviones, sin embargo, Oriente Medio, es el
objeto que ya esta bajo el fuego de la coalición del bien
machacando Yemen y intentando en Siria volver a abrir la guerra,
sin olvidar Irán convertida en la obsesión personal del presidente
Trump.
Europa merece atención especial, en este terreno dada la atención
que el pentagono-yihadismo le ha dedicado a los Estados europeos,
tocándolos todos en mayor o menor medida, pues una Europa
convulsionada por atentados frecuentes, leyes de excepción sería
ideal para manipular una opinión pública muy desidenologizada, es
lo primero que pienso cuando veo este tipo de mapas,
que resaltan lo que fue origen de un continente y que permanece
dividido por la claudicación y la cobardía de la socialdemocracia
incapaz, cuando tal vez pudo hacerlo, dando cima al proletarios de
todos los países uníos.
Es en exceso suponer que esta disyuntiva no se perciba, pues al
menos, los contendientes lo saben, y lo saben los segundos y terceros
Estados que se alinean a un lado u otro. También lo sabe la
izquierda pero esta carece de un proyecto propio, de un programa u
hoja de ruta, porque no sabe cual es la ruta ni a donde quiere ir.
Más claramente, sabe que cualquier camino implica la ruptura con el
sistema, y un mundo nuevo no lo puede ni lo debe pensar un solo
actor, sea un partido o nazca en un Estado, ha de ser la obra
conjunta de todos los que ahora, en este momento están luchando en
el mundo
El soporte más preparado del movimiento obrero internacional, la
socialdemocracia, se deshizo tras dos guerras mundiales libradas en
el territorio europeo en un corto lapso de tiempo de, apenas 20 años.
Sus teóricos más prominentes fueron asesinados o murieron en un
corto espacio de tiempo; los que siguieron vivos emprendieron el
camino de la retirada, desdiciéndose.
Si la primera guerra mundial fue el inicio de la traición, la
segunda fue la alineación de los superviviente, de los dirigentes,
de los cuadros principales y medios, que son los que dan solidez a
una organización, con los burgueses, con sus concepciones sobre la
producción, el mercado, la economía al servicio de un mercado, en
el que la libre confrontación de la oferta y la demanda es pura
ficción, pues la demanda se fabrica a la medida del capital
financiero, y la oferta se limita, de igual modo. El entramado de
organizaciones financieras, comerciales, productivas, científicas
están recorridas por el interés de la burguesía dominante que fue
capaz de dictar sus normas e imponer su moneda.
Este ha sido el panorama durante buena parte del siglo xx, cuando el
crecimiento de las fuerzas productivas ha terminado por globalizar el
mundo, la economía, y consecuentemente, los problemas derivados de
la socialización perversa (comtaminación general, expropiación de
recursos movilizando población y dirigiéndola a Europa con evidente
interés como factor de desestabilización social), y de la
privatización de los increíbles beneficios, que los informes de
Oxfan presentan con rostro humano.
La aplicación de la ciencia y la tecnología a la producción y a
los procesos de producción ha terminado especializando a esta en la
producción de una mercancía mortífera –armas de destrucción
masiva– con un mercado muy limitado, solo apto para un puñado de
compradores títeres, de Estados feudatarios, dependientes, que hacen
rehenes a naciones y pueblos.
La lista puede ser mucho más amplía pero creo que es suficiente
para plantearnos una pregunta capital, cuando las fuerzas productivas
han globalizado al mundo y sus problema ¿Tiene la izquierda
alternativa? ¿Vale una alternativa nacional, estatal? Cuando en la
economía, la inteligencia artificial y la robótica hacen crecer el
ejército de reserva ¿No
se está cuestionando la ley del valor, fundamento del modo de
producción de mercancías? ¿Es
consciente la izquierda que la respuesta exigida tiene que ser la
alternativa al actual modo de producción?
¿Es la izquierda consciente de la necesidad de elaborar
una respuesta internacional –cuando menos europea– capaz de
elaborar y presentar una respuesta común, en la que la sociedad sea
sujeto activo?
Es posible creer que los
antecedentes históricos solo son útiles para los profesionales
estudiosos de la historia, pero la política está sólidamente unida
a ella y el peso de la derrota, de dos guerras mundiales, no gravita
en uno más que en otros. Lo hace sobre todos sin
diferencias y los dirigentes
están obligados a dar explicaciones sin echar balones fuera,
asumiendo que sin arrostrar un proyecto común,
asumido consciente,
responsable y solidariamente
en un mundo globalizado, que la ciudadanía palpa y siente, cualquier
propuesta pierde sentido y credibilidad ante unos medios
publicitarios que pintan un falso mundo feliz, cada vez para menos.
No es posible ir cada uno por libre porque la globalización tiene la
lógica de exhibir su fuerza sin sujetarse a convenios humanos:
Fukusima y Chernobil son ejemplo de fuerzas desatadas. La potencia de
las fuerzas productivas y el potente cambio de la estructura
económica impone límites a la producción, la globalización de la
economía dolarizada exige la sustitución por una moneda común,
pactada libremente por los pueblos del mundo, como buen ejemplo de
esa posibilidad es la que exhibe la cadena de bloques, que tan
positiva le resulta al bitcoin, por cierto, una debacle social tiene
más posibilidades de suceder por una crisis financiera que por una
guerra, y todo ello son síntomas que revela un sistema que ya no es
útil al conjunto humano.
Todo ello me lleva a pensar que dado la calidad de los problemas la
solución no puede venir, como en tiempos pasados, abriéndose paso,
las soluciones, entre los intersticios del caduco y agonizante modo
de producción precedente, sino que requiere la sagacidad y voluntad
política de los que quieren un nuevo mundo mejor para todos.
CONCLUYO
Nunca he votado al PSOE, una militancia radical me ha llevado a la
idea de la imposibilidad de esperar nada bueno pero reconozco que
Pedro Sánchez está queriendo hacer una política favorable para la
mayoría desfavorecida y eso ha disparado todas las alarmas del
fascismo dormido desde el momento que ha tenido el valor de coger la
patata caliente, que otros predecesores ideológicos tuvieron cuidado
de sortear, decidiendo sacar el cadáver de Franco de Cuelgamuros.
Una vez emprendido ese camino, el gobierno debería tomar la decisión
de llevarlo a un lugar secreto sin dar cuentas a la familia, pues
esta demanda fanfarria –honores militares– constituyéndose en
continuadores del golpismos, avalados por mil firmantes de las
fuerzas armadas, que el ejecutivo debería licenciar sin pérdida de
tiempo.
La forma de Estado debe ser traída a debate –es una idea que un
gobierno salido de las urnas con una mayoría incontestable–
debería abordar sin perdida de tiempo, para cerrar el nefasto y
nefando golpe franquista que arruinó la República Española.
Son cuestiones a tomar en consideración, no solo por el ejecutivo
sino por toda la sociedad, pues no hay que confiar en tener muchos
avisos.
jmrmesas
siete de octubre de dos mil dieciocho