domingo, 19 de julio de 2015

ROMPER



ROMPER

Cuando un acontecimiento relevante sucede, las consecuencias e implicaciones afectan a campos muy alejados del objeto específico que lo protagoniza, y, a veces, la conmoción es tan profunda que trastoca las propias concepciones sobre el mundo. Eso fue lo que ocurrió con el descubrimiento del Nuevo Mundo, en 1492. Aquel acontecimiento removió las creencias más sólidas acerca del mundo y de la fe porque rompía tabúes formados durante siglos sobre la navegabilidad del océano Atlántico, y aunque el hecho, en principio, pareciera controlado y controlable, la realidad es que el suceso requirió un tiempo, durante el cual, fue calando en las conciencias de las sociedades de la época formando una nueva conciencia, una nueva mentalidad que animaba a la experimentación, a probar cosas nuevas.

Producto de aquella época fueron el Renacimiento, la Reforma protestante y la Contrarreforma católica, figuras como Galileo, Kepler, da Vinci, etc., y una sucesión de nuevos inventos, nuevas teorías que terminaron, corriendo el tiempo con el viejo orden; se podrían encontrar múltiples ejemplos de figuras rupturistas, pero me parece muy oportuno mirar la figura de Kepler, como personaje paradigmático comprometido con la necesidad de encontrar coherencia a una realidad desajustada.

Johannes Kepler fue un representante del Renacimiento obsesionado por el mundo heleno, por la cultura griega y se esforzaba por encontrar respuestas para adaptar los sólidos perfectos – icosaedro, dodecaedro, octaedro, … … –, él, entre otras disciplinas, era astrónomo, a las mediciones que hacía sobre los cuerpos celestes. Su perseverancia no se veía compensada, incluso cuando comenzó a trabajar con otro renombrado astrónomo, famoso por la precisión de sus propias mediciones, a parte de ser rico y pendenciero, Tycho Brahe; las mediciones no terminaban de ajustarse a los sólidos perfectos, tan queridos por Kepler.

Terminó por desechar sus queridos sólidos porque siendo escrupuloso, hubo de admitir que sus mediciones y las de Tycho Brahe eran precisas pero imposibles de casar con la realidad – todo un ejemplo de honestidad intelectual –, y habremos de suponer la decepción de nuestro héroe, apegado a sus convicciones pero incapaz de trampear con componendas justificativas, que hiciesen encajar realidades tan disparejas.

Como investigador apasionado por encontrar la figura capaz de dar respuesta a la precisión de las mediciones, y queriendo validar su confianza en el mundo griego, probó con una figura imperfecta, o mejor dicho, deficiente, pues eso significa elipse, y de pronto, todas las mediciones tuvieron acomodo. Kepler descubrió las leyes del movimiento de los planetas.

LA REALIDAD

La realidad es todo aquello capaz de resistir el análisis de observadores distintos, pues, aparte de la concepción que cada cual tenga sobre el objeto observado, lo que tenga entidad objetiva, del objeto en cuestión, será captado por diferentes observadores, no obstante sus concepciones, y nuestra realidad actual estriba en la incoherencia de una situación, económica, que dejó de satisfacer las necesidades básicas del conjunto humano, a pesar de existir medios para dar cuenta de tales desajustes, pero, en la medida que dar alcance al desajuste no puede hacerse sin alterar un cierto orden aceptado por los poderosos del mundo, hay por las horcas caudinas de la humillación. Tsipras, un buen hombre, queriendo liberar a los suyos de una situación desesperada, los llama a la lucha y cuando obtiene el apoyo de una parte importante del pueblo griego y el reconocimiento práctico, de buena parte de Europa, Tsipras es llamado a capítulo por el tribunal de la santa Inquisición del mercado, y cual nuevo Galileo, no resiste la presión de los inquisidores Merkel–Obama–TTIP, y no obstante sus convicciones, Tsipras–Galileo, acepta la inmovilidad del mercado porque no se ha encontrado el Kepler insobornable capaz de buscar acomodo para casar las mediciones precisas de Tycho Brahe–Oxfan, con la rigidez de los sólidos perfectos–mercados y toda la construcción del mundo, el dogma dólar–€uro se vendría a tierra, como lo que es, una construcción artificial destinada a someter al populacho mientras la Iglesia–mercado, mantiene un orden imperfecto pero jugoso y fructífero para el uno por ciento.

¿PODEMOS?

Todas las inquisiciones habidas y por haber están enfocadas a guardar un orden injusto, un orden, que desde luego no es un orden que resista la comprobación de observadores enfrentados, que habrían de llegar, por mor de la objetividad intrínseca, a conclusiones homogéneas y congruentes, por ejemplo, la ley de la gravedad es igualmente precisa si la observa un católico o un ateo, si se mide con el sistema internacional de unidades o con el sistema inglés, en cualquier caso arrojará conclusiones homogéneas, por lo tanto, todo lo que no sea cuestionar el sistema no tiene valor porque sin enfrentamiento, el sometimiento es la norma, y Podemos reconoce que Tsipras ha hecho todo lo que podía, menos negar el sistema.

Podemos, que empezó cuestionando la deuda ha ido matizando la idea dentro de un cuadro destinado a lograr tranquilizar a los mercados nacionales, el ibex 35, sin querer entender que la desconfianza del ibex no procede de ellos, de Podemos, sino de que Podemos destape, libere al genio encerrado en la botella, en la lámpara y luego sea incapaz de volverlo a encerrar. Cualquier componenda que se intente, presentándola como una táctica para tranquilizar a los mercados es una argucia barata porque a los mercados no se les puede engañar, pero sí, semejante táctica despista y embauca a los votantes, por lo tanto, ser claros es la primordial tarea de una dirección que quiera, de verdad cambiar las cosas, y esto pasa por decir paladinamente, que dentro del sistema no hay posibilidad de mejora posible.

En apuntes anteriores he dejado dicho que Podemos no tiene política distinta de la de Izquierda Unida, aunque Podemos la diga con mayor descaro y frescura, y que unos y otros, al encerrar la política en el marco nacional, perdían la perspectiva. El nacionalismo estúpido es la baza de los mercados para sujetar al genio en la botella y todos los magos que acepten esta premisa están condenados a fracasar porque el mercado, ticho brahe–oxfan lo confirma, es internacional, tiene nombre y apellidos, y sobre todo, el mercado perdió, en muy buena medida, el factor de incertidumbre que tuvo en los orígenes, porque hoy, la información en tiempo real acabó con el factor incertidumbre.

EL CUANTO DE TRABAJO SOCIALMENTE NECESARIO

Me importa referirme a Marx porque sé que dentro de las organizaciones de izquierdas, pasando por el Partido Comunista, hay militantes confiados en la veracidad del marxismo, como explicación que les permite encontrar respuesta a los problemas actuales, por lo tanto, perseveraré en desgranar conceptos que creo muy diáfanos para entender el conjunto.

En el apunte del 14 de julio, comienzo con un párrafo en el que Marx menciona al modo de producción de mercancías como el último modo de producción basado en el valor, ya que contrapone el trabajo vivo – fuerza de trabajo – y el trabajo convertido en mercancía, y dice a propósito que el fin de tal producción era y seguía siendo, en el momento de escribir aquello, la cantidad de trabajo, la magnitud del tiempo de trabajo, el cuanto, el quatum. Hace 150 años el quantum de trabajo, socialmente necesario era relevante, hoy, sin embargo, lo relevante es la continuación del párrafo mencionado porque como dice, En la medida, sin embargo, en que la gran industria se desarrolla, la producción de la riqueza efectiva se vuelve menos dependiente del tiempo de trabajo, y del cuanto de trabajo empleados, que del poder de los agentes puestos en movimiento durante el tiempo de trabajo, poder que a su vez -su poderosa eficacia- no guarda relación alguna con el tiempo de trabajo inmediato que cuesta su producción, sino que depende más bien del estado general de la ciencia y del progreso de la tecnología, o de la aplicación de esta ciencia a la producción. La poderosa eficacia de la gran industria y de los agentes puestos en movimientos por el tiempo de producción (veinticuatro horas, y trescientos sesenta y cinco dias), es realmente impresionante; el quantum de trabajo es despreciable, en la medida en que la ciencia y la tecnología han robotizado la producción, que el sistema potencia la robótica y la cibernética, y que estas disciplinas se aplican sin ningún tipo de control social, hace que la poderosa eficacia de la gran industria se imponga sobre la sociedad con tratados comerciales, como los tratados transatlánticos y transpacíficos.

El trabajo vivo está en retroceso, porque la automatización, es la manera del capitalista de introducir presión en el conjunto de la sociedad al reducir a la clase obrera a un mínimo de subsistencia operativa, y la gran industria a terminado por poseer una importancia estratégica, sin que exista consciencia, conocimiento social de la importancia, que para el conjunto de la sociedad tiene la gran industria.

La gran industria tiene importancia estratégica porque esa gran industria, movida por el capital fiananciero incide, primero sobre la ciencia, de modo general, luego, porque esa incidencia potencia ramas y otras las deja languidecer, porque en ese proceso influye en áreas como la medicina, incluso sobre la enseñanza, magnificando la enseñanza funcional, y deprimiendo otro tipo de enseñanza cuya utilidad en la producción de plusvalía es mínimo. La gran industria, que es la producción mundial, está alimentada de bancos de datos – big data –, obtenidos del conjunto social, pero con la ignorancia y sin la aquiescencia de la propia sociedad, entrando en abierta contradicción la fuente de poder y legitimidad, que es la sociedad, con la fuente de poder efectivo, que es la gran industria, ante la que callan los representantes de la sociedad, los representantes del Estado, los intelectuales, dedicados a decir chorreces, porque si se ponen exquisitos, pueden perder su modus vivendi.

Todo esto, toda esta gran influencia de la gran industria, convertida en estratégica, pasa desapercibida, convirtiendo a la gran industria en la formadora–deformadora del mundo, sin que la sociedad tenga nada que objetar.

Lanzarse a la política sin definir claramente al enemigo es propio de frikis – creo que esto lo ha dicho Monedero –, y coincidiendo con Anguita, antes de concertar alianzas hay que empezar por situar al enemigo; si alguien piensa arrogarse el liderazgo porque crea que en las elecciones se resolverá el problema, está equivocado, de la raíz a la punta, porque aunque el cabreo es grande, perderíamos de vista que el sistema no cae porque aún PERSUADE a una parte de la sociedad de que es él o el caos, y nadie se atreve a decir, que dentro del sistema no hay solución; que hay que romper con un sistema que solo le vale al uno por ciento, porque hay que contraponer el poder del mercado apelando a la fuente de poder y legitimidad que es la sociedad, y eso no es ni fácil ni gratuito, porque hay que persuadir a esa parte que cree que el mercado aporta solución, porque eso es falso, y a esa parte solo se la ganará si comienza la lucha. Rajoy, PP, Ciudadanos, es la cara visible del enemigo; el tribunal de la santa inquisición del mercado es la trinidad de Merkel-Obama-nacionalismo, y el Kepler capaz de encontrar la órbita que ajuste las medidas de Ticho Brahe–Oxfan, a la realidad es la internacional que hay que construir, porque no es tarea fugaz, ni de un líder, solo así comenzaremos a romper.

jmrmesas
diecinueve de julio de dos mil quince







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