jueves, 4 de julio de 2019

LA RAYA EN EL SUELO





LA RAYA EN EL SUELO

INTROITO

La pugna entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no es un simple pulso entre dos personalidades sino que expresa las presiones y pretensiones de fuerzas sociales que quieren tener peso político en el nuevo gobierno. En realidad esa pugna forma parte de una antigua contradicción que viene arrastrando el movimiento obrero desde la división de la socialdemocracia, hace ya un siglo y que esta ligada no solo al movimiento obrero sino al porvenir europeo, al porvenir continental porque sin el decidido paso del movimiento de los socialismos nacionales para confluir y construir los Estados Unidos de Europa teniendo en cuenta el interés de la clase y capas sociales más desfavorecidas, la socialdemocracia será prisionera de la presión de las burguesías nacionales, de las patronales y del interés de la burguesía estadounidense que configura la economía en función de la especulación financiera y la producción industrial en función de la fabricación de armas de destrucción masiva y ese es el efectivo poder del complejo militar industrial, organizando el mundo a su capricho, por eso la Unión Europea se agota con el agotamiento del mode de producción de mercancías, por eso, Europa está agotada, porque esta supeditada a esa política, y por eso, a ambos lados del Atlántico, la ciudadanía no tiene futuro.

Así que ya que todo se ha decidido, me permito opinar sabiendo que mi opinión, discutible opinión, no influirá en el proceso habido, aunque puede que haga reflexionar, teniendo en cuenta que al ser emitida por un individuo, yo, sin vínculos con la militancia organizada y aislado, sin ningún esplendor, tampoco se me podría acusar de hacer astillas del árbol caído, que en caso contrario, o sea, de ser miembro organizado, hubiese sido desleal no emitirla en el acto, porque entonces sí habría supuesto una referencia para el movimiento de la izquierda militante organizada.

OPINANDO

Los procesos electorales habidos recientemente (28 de abril y 26 de mayo), han dejado claro que una amplia mayoría social apuesta por un tipo de política diferente de la practicada por el anterior gobierno del Partido Popular, y aunque importantes y reconocidas firmas han opinado con criterios acertados, a mi parecer no ha quedado claro por qué, en esta etapa agónica del sistema capitalista, la apuesta mayoritaria de la voluntad del pueblo trabajador, del conjunto de la ciudadanía, se haya visto empañada por la pérdida de la alcaldía de Madrid, cuando la defenestrada regidora fue la candidata más votada.

Creo importante hacer notar que todo proceso electoral refleja el grado de la relación de fuerza entre los partidos y el conjunto de la sociedad. En términos generales, la derecha, la burguesía y sus influencers lo fían todo a los medios y a las redes sociales, donde dominan, mientras la izquierda, dirigida por la, diría, élite con la preparación teórica —y al escribirla en itálica quiero significar, sin el compromiso ideológico y político que liga al recién llegado a la política, con el militante comprometido con la lucha por acabar con la explotación de los seres humanos y por tanto, comprometido con valores y conceptos que son radicalmente diferentes de los de la clase poseedora—, que quiere decir, que no puede disponer de los cuantiosos medios y apoyos, de todo tipo, que la derecha sí posee, debiendo basar su práctica en el ejemplo y en el trabajo de campo y al escribirlo en itálica quiero resaltar la necesidad de volcar la lucha, en la movilización social, que cuestiona los conceptos y valores tradicionales, respetuosos de los privilegios del poder—, y ese grado de relación esta, hoy más que ayer, vencido, inclinado, del lado de la burguesía, aunque la ciudadanía, como no podía ser de otro modo, también ha madurado a pesar de los obstáculos, aunque sigue adoleciendo del necesario debate acerca de cual es la alternativa al sistema, que necesariamente pasa por romper con el derecho de propiedad sobre unos medios de producción, que beneficia a una élite burguesa muy poderosa y por lo tanto, esos medios, destinados a reforzar su poder, son cada vez más mortíferos y peligrosos.

Por eso, en los debates electorales habidos en esos días han adolecido de la necesaria profundidad teórica para explicar a los electores del conjunto del Estado español que es lo que se esta cociendo en el mundo, y que importancia podía tener el proceso electoral del Estado español en la situación mundial en estos momentos, porque dado el nivel de integración de la economía mundial, de la dependencia estratégica de la producción de materia prima producida allende las fronteras nacionales de las potencias en conflicto y negociadas haciendo valer el interés de la potencia dominante beneficiaria del reparto de las dos guerras mundiales escenificadas en el territorio de Europa, actualmente, los acontecimientos nacionales —en cualquier Estado— no pueden entenderse de otro modo, sino se ponen en relación con los intereses de las potencias dominantes que consideran a las naciones, a los Estados, como feudos deudores —me permitiré citar, como incontrovertibles, los casos de Irán, Siria, Venezuela, Yemen, o el de la irredenta Palestina— y por qué los procesos electorales recientes de abril (28) y mayo (26), nacional y el continental de la Unión Europea, han supuesto, habida cuenta de las políticas recogidas en esos procesos electorales, podrían haber supuesto un factor muy importante en el tablero internacional(de hecho lo han supuesto, solo que en la contabilidad de la izquierda el saldo neto ha pasado con el valor que el sistema quería que pasara), dado que todos los actores internacionales pretenden —y consiguen, no siempre limpiamente—que las opciones que ellos representan las recojan, los contendientes electorales, como ha sucedido en España, pero también en la Unión Europea, al reforzar la caduca prevalencia del dominio del capital financiero USA, basado en el militarismo.

En esta etapa, cuando el proceso de guerra comercial emprendido por el complejo militar industrial, el pentagonismo contempla la opción guerrera, como única manera de asegura su supervivencia como potencia dominante, el análisis basado en las categorías marxistas resultaría clarificador para evitar reproducir los errores que el movimiento obrero, carente de dirección cometió en el pasado y cuyas consecuencias fueron las dos guerras mundiales que tuvieron Europa como escenario principal, y que el pentagonismo desea como previsible escenario de un futuro cercano, porque el núcleo humano del continente europeo supone para el sistema una masa crítica peligrosa, pese a que nadie, a la izquierda, se atreva a dirigirse, como conjunto, y por tanto, hay que mantenerla fría y separada, para la seguridad del sistema.

En ese histórico pasado la falta de la crítica constructiva, oponiéndose a la dirección entreguista, seguidora de las burguesías nacionales causó una división insalvable en el movimiento socialdemócrata, entonces revolucionario, que aun no se ha cerrado porque las direcciones de izquierdas permanecen enclaustradas en los Estados nacionales porque, probablemente intuyen que no existen políticas nacionales cuando el modo de producción de mercancías se ha convertido en un capitalismo especulativo, precisamente cuando la automatización y la inteligencia artificial certifican que “el intercambio de trabajo vivo por trabajo objetivado, es decir, el poner el trabajo social bajo la forma de antítesis entre el capital y el trabajo es el último desarrollo de la relación de valor y de la producción fundada en el valor” que dicho por Marx, hace casí ciento setenta años está deviniendo en alarmante necesidad, encontrar, buscar la apremiante alternativa. por eso, guardando las distancias, creo conveniente dar mi visión de qué ha empañado la victoria que la ciudadanía del Estado español ha sancionado en los recientes procesos electorales. Al hacerlo me anima el creer que contribuyo al debate ideológico que es preciso realizar para aclarar e impedir tropezar en la piedra de la incoherencia ideológica en la que la izquierda más preparada cayó dos veces en Europa facilitando, aquella incoherencia ideológica, las dos guerras mundiales pasadas, y que ahora, más que antes, podría prevenir, o al menos derivar, la necesidad patológica del militarismo yanki, de salvar su decadente declive, que no es sino, el declive del modo de producción mercantil.

He dicho más arriba, que firmas de reconocida solvencia han abundado en el análisis de la desafcción de una parte de la izquierda, sin embargo creo que no se ha explicado con claridad por qué ha faltado ese millón largo de votos. Ese millón de votos faltaron porque en el proceso político se ha comprobado que los compromisos no son sólidos y fundamentalmente, Podemos y su líder, pero no solo Podemos, también la coalición de Unidas Podemos, también Izquierda Unida, y su dirigente, demostraron ser copartícipes del error de Iglesias Turrión.

Al señor Iglesias Turrión no se le puede discutir ni inteligencia ni capacidad ni preparación ni su derecho a progresar económicamente. No se le puede discutir si su casa es grande o pequeña, en este o aquel barrio, pero se le puede y se le debe discutir coherencia ideológica para mantener los compromisos que asume. El dijo que no se movería de Vallecas, algo que nadie le pidió que dijera, un límite que él, voluntariamente, contrajo, y antes de que se hubiese desvanecido el eco de su promesa, dio el salto. Esa es la incoherencia, eso es, en mi opinión lo que ha causado la desafección del millón de votantes. Un dirigente político, un dirigente político de izquierda tiene que saber que cuando se dirige la lucha de clases, si se anima a los militantes a no ceder, a no retroceder, eso tiene consecuencias que, habitualmente, se traducen en despidos, cárcel y a veces, incluso, la muerte, y si él, voluntariamente contrajo un compromiso, demostró que aquel compromiso fue el recurso de un charlatán de feria, utilizado para vender la moto, y no el compromiso que vas a mantener, la raya en el suelo que no vas a pisar.

Al mantener su error, al hacer que su partido asumiera su error, demostró deslealtad porque él si es un individuo con preparación suficiente para comprender que su error le pasaría factura a su organización, que todos aquellos que le avalaron se desautorizaron, no tuvieron ni coherencia ideológica, ni independencia política personal, capaz de discutir al dirigente su error. Se demostró que el líder lo es todo, y la organización, el partido no existe si no es como mero adorno de una figura, y eso es una debilidad congénita que la izquierda arrastra históricamente, producto de falta, de la carencia de debate teórico en el seno del movimiento obrero, heredero del pensamiento marxista, que nadie, a la izquierda, se atreve a reivindicar.

Esa debilidad teórica estuvo en la división de la socialdemocracia, en la primera guerra mundial votando los créditos de guerra. Estuvo presente en las dudas que suscitó la revolución rusa de 1917. Estuvo presente en el nacimiento del fascismo, en los años veinte, cuando ese movimiento necesitaba un barniz social que oportunistamente hizo que ese partido fascista alemán se denominara partido nacional socialista obrero alemán. Estuvo presente cuando los dirigentes obreros vendidos a las ideas de la burguesía, aislaron a la revolución bolchevique y los dirigentes soviéticos más timoratos devinieron en burócratas liquidadores, fusilando a lo más consciente de los revolucionarios que sostenían la necesidad de extender la revolución más allá de las fronteras rusas. Ha estado presente en todas las matanzas que la burguesía ha llevado a cabo en el mundo tras la segunda guerra mundial para asegurar su poder a lo largo del siglo xx, Yakarta, Chile y un largo etcétera. Ha estado y está presente en el latrocinio legal cometido por el desigual y abusivo reparto de la riqueza generada por la sociedad, y deberíamos de impedir que esté presente cuando la guerra comercial emprendida por EEUU quiera traspasar los límites que el caduco y agónico modo de producción de mercancías, que como una pesada losa hay que remover para impedir que su peso aplaste a la humanidad.

En la lucha de clases, que existe y existirá mientras la injusticia del reparto se base, se sostenga, en la apropiación del esfuerzo social por una élite que se la apropia por la fuerza, el engaño, la mentira sembrando desconfianza y miedo, que maneja los asuntos comunes imponiendo secretos y códigos para acceder a la información que nos permita hacernos ideas de la realidad, lograr la confianza de la clase trabajadora, del pueblo trabajador, del ciudadano corriente absorbido por los problemas de la vida cotidiana, generar confianza semeja cultivar una flor de invernadero, capaz de resistir los ataque de los expropiadores. Por eso, si Sánchez convoca nuevas elecciones para librarse de un aliado de izquierdas apremiante, ese error debe ser reparado reconociéndolo, el propio Iglesias, como tal error, pero también, todos aquellos que fueron transigentes con el error, pues solo así, la desafección podría ser reparada.

En los tiempos que vivimos el sujeto social, el individuo colectivo, que es inevitable cultivar porque en el inconsciente común se van configurando nuevos valores, que los poderosos quieren cultivar para no perder privilegios, los ciudadanos corrientes deben animarse, expresándose con claridad, para que los valores comunes empiecen a contener los intereses del pueblo trabajador, librándose de la superstición y temores ancestrales —que sí cultivan los poderosos, por eso me permito expresar mi opinión, evidentemente, discutible, pero animada del deseo de contribuir en la precisión de los conceptos, que está formando el individuo colectivo, capaz de poner límites a la voracidad de los expropiadores de nuestra riqueza común.

cuatro de julio de dos mil diecinueve

jmrmesas











No hay comentarios:

Publicar un comentario