LA
RAYA EN EL SUELO
INTROITO
La
pugna entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no es un simple pulso
entre dos personalidades sino que expresa las presiones y
pretensiones de fuerzas sociales que quieren
tener peso político en el nuevo gobierno. En realidad esa pugna
forma parte de una antigua contradicción que viene
arrastrando el movimiento obrero desde la división de
la socialdemocracia, hace ya un siglo y que esta ligada no
solo al movimiento obrero sino al porvenir europeo, al porvenir
continental porque sin el decidido paso del movimiento de los
socialismos nacionales para confluir y construir los
Estados Unidos de Europa teniendo en cuenta el interés de
la clase y capas sociales más desfavorecidas, la
socialdemocracia será prisionera de la presión de las
burguesías nacionales, de las patronales y del interés de
la burguesía estadounidense que configura la economía en función
de la especulación financiera y la producción industrial en función
de la fabricación de armas de destrucción masiva y ese es el
efectivo poder del complejo militar industrial, organizando el mundo
a su capricho, por eso la Unión Europea se agota con el
agotamiento del mode de producción de mercancías,
por eso, Europa está agotada, porque esta supeditada a
esa política, y por eso, a ambos lados del Atlántico, la ciudadanía
no tiene futuro.
Así
que ya que todo se ha decidido, me permito opinar sabiendo que mi
opinión, discutible opinión, no influirá en el proceso habido,
aunque puede que haga reflexionar, teniendo en cuenta que al ser
emitida por un individuo, yo, sin vínculos con la militancia
organizada y aislado, sin ningún esplendor, tampoco se me podría
acusar de hacer astillas del árbol caído, que en caso contrario, o
sea, de ser miembro organizado, hubiese sido desleal no emitirla en
el acto, porque entonces sí habría supuesto una referencia para el
movimiento de la izquierda militante organizada.
OPINANDO
Los
procesos electorales habidos recientemente (28 de abril y 26 de
mayo), han dejado claro que una amplia mayoría social apuesta por un
tipo de política diferente de la practicada por el anterior gobierno
del Partido Popular, y aunque importantes y reconocidas firmas han
opinado con criterios acertados, a mi parecer no ha quedado claro por
qué, en esta etapa agónica del sistema capitalista, la
apuesta mayoritaria de la voluntad del pueblo trabajador, del
conjunto de la ciudadanía, se haya visto empañada por la pérdida
de la alcaldía de Madrid, cuando la defenestrada regidora fue la
candidata más votada.
Creo
importante hacer notar que todo proceso electoral refleja el
grado de la relación de fuerza entre los partidos y el
conjunto de la sociedad. En términos generales, la derecha, la
burguesía y sus influencers lo
fían todo a los medios y a las redes sociales, donde dominan,
mientras la izquierda, dirigida por la, diría, élite con la
preparación teórica —y
al escribirla en itálica quiero significar, sin el compromiso
ideológico y político que liga al recién llegado a la política,
con el militante comprometido con la lucha por acabar con la
explotación de los seres humanos y por tanto, comprometido con
valores y conceptos que son radicalmente diferentes de los de la
clase poseedora—, que quiere decir, que no puede disponer de los
cuantiosos medios y apoyos, de todo tipo, que la derecha sí posee,
debiendo basar su práctica en
el ejemplo y en el
trabajo de campo —y
al escribirlo en itálica quiero resaltar la necesidad de volcar la
lucha, en la movilización
social,
que cuestiona los conceptos y valores tradicionales, respetuosos de
los privilegios
del poder—,
y
ese grado de relación esta, hoy más que ayer, vencido, inclinado,
del lado de la burguesía, aunque la ciudadanía, como no podía ser
de otro modo, también ha madurado a pesar de los obstáculos, aunque
sigue adoleciendo del necesario debate acerca de cual es la
alternativa al sistema, que necesariamente pasa
por romper con el derecho de propiedad sobre unos medios de
producción,
que beneficia a una élite burguesa muy poderosa y por lo tanto, esos
medios, destinados a reforzar su poder, son
cada vez más mortíferos y peligrosos.
Por
eso, en los debates electorales habidos en esos días han adolecido
de la necesaria profundidad teórica para explicar a los electores
del conjunto del Estado español que es lo que se esta cociendo en el
mundo, y que importancia podía tener el proceso electoral del Estado
español en la situación mundial en estos momentos, porque dado el
nivel de integración de la economía mundial, de la
dependencia estratégica de la producción de materia prima producida
allende las fronteras nacionales de las potencias en conflicto y
negociadas haciendo valer el interés de la potencia dominante
beneficiaria del reparto de las dos guerras mundiales escenificadas
en el territorio de Europa, actualmente, los acontecimientos
nacionales —en cualquier Estado— no pueden entenderse de otro
modo, sino se ponen en relación con los intereses de las potencias
dominantes que consideran a las naciones, a los Estados, como feudos
deudores —me permitiré citar, como incontrovertibles, los
casos de Irán, Siria, Venezuela, Yemen, o el de la irredenta
Palestina— y por qué los procesos electorales recientes de abril
(28) y mayo (26), nacional y el continental de la Unión Europea, han
supuesto, habida cuenta de las políticas recogidas en esos procesos
electorales, podrían haber supuesto un factor muy importante en el
tablero internacional(de hecho lo han supuesto, solo que en la
contabilidad de la izquierda el saldo neto ha pasado con el valor que
el sistema quería que pasara), dado que todos los actores
internacionales pretenden —y consiguen, no siempre limpiamente—que
las opciones que ellos representan las recojan, los contendientes
electorales, como ha sucedido en España, pero también en la Unión
Europea, al reforzar la caduca prevalencia del dominio del capital
financiero USA, basado en el militarismo.
En
esta etapa, cuando el proceso de guerra comercial emprendido por el
complejo militar industrial, el pentagonismo contempla la opción
guerrera, como única manera de asegura su supervivencia como
potencia dominante, el análisis basado en las categorías
marxistas resultaría clarificador para evitar reproducir los errores
que el movimiento obrero, carente de dirección cometió en el pasado
y cuyas consecuencias fueron las dos guerras mundiales que tuvieron
Europa como escenario principal, y que el pentagonismo desea como
previsible escenario de un futuro cercano, porque el núcleo humano
del continente europeo supone para el sistema una masa crítica
peligrosa, pese a que nadie, a la izquierda, se atreva a
dirigirse, como conjunto, y por tanto, hay que mantenerla fría y
separada, para la seguridad del sistema.
En
ese histórico pasado la falta de la crítica constructiva,
oponiéndose a la dirección entreguista, seguidora de las burguesías
nacionales causó una división insalvable en el movimiento
socialdemócrata, entonces revolucionario, que aun no se ha cerrado
porque las direcciones de izquierdas permanecen enclaustradas en
los Estados nacionales porque, probablemente intuyen que no
existen políticas nacionales cuando el modo de producción de
mercancías se ha convertido en un capitalismo especulativo,
precisamente cuando la automatización y la inteligencia artificial
certifican que “el intercambio de trabajo vivo por trabajo
objetivado, es decir, el poner el trabajo social bajo la forma de
antítesis entre el capital y el trabajo es el último desarrollo
de la relación de valor y de la producción fundada en el valor”
que dicho por Marx, hace casí ciento setenta años está deviniendo
en alarmante necesidad, encontrar, buscar la apremiante
alternativa. por eso, guardando las distancias, creo conveniente
dar mi visión de qué ha empañado la victoria que la ciudadanía
del Estado español ha sancionado en los recientes procesos
electorales. Al hacerlo me anima el creer que contribuyo al debate
ideológico que es preciso realizar para aclarar e impedir tropezar
en la piedra de la incoherencia ideológica en la que la izquierda
más preparada cayó dos veces en Europa facilitando, aquella
incoherencia ideológica, las dos guerras mundiales pasadas, y que
ahora, más que antes, podría prevenir, o al menos derivar, la
necesidad patológica del militarismo yanki, de salvar su decadente
declive, que no es sino, el declive del modo de producción
mercantil.
He
dicho más arriba, que firmas de reconocida solvencia han abundado en
el análisis de la desafcción de una parte de la izquierda, sin
embargo creo que no se ha explicado con claridad por qué ha faltado
ese millón largo de votos. Ese millón de votos faltaron porque en
el proceso político se ha comprobado que los compromisos no son
sólidos y fundamentalmente, Podemos y su líder, pero no solo
Podemos, también la coalición de Unidas Podemos, también Izquierda
Unida, y su dirigente, demostraron ser copartícipes del error de
Iglesias Turrión.
Al
señor Iglesias Turrión no se le puede discutir ni inteligencia ni
capacidad ni preparación ni su derecho a progresar económicamente.
No se le puede discutir si su casa es grande o pequeña, en este o
aquel barrio, pero se le puede y se le debe discutir coherencia
ideológica para mantener los compromisos que asume. El
dijo que no se movería de Vallecas, algo que nadie le pidió que
dijera, un límite que él, voluntariamente, contrajo,
y antes de que se hubiese desvanecido el eco de su promesa, dio el
salto. Esa es la incoherencia, eso es, en mi opinión
lo que ha causado la desafección del millón de votantes. Un
dirigente político, un dirigente político de izquierda
tiene que saber que cuando se dirige la lucha de clases, si se anima
a los militantes a no ceder, a no retroceder, eso tiene consecuencias
que, habitualmente, se traducen en despidos, cárcel y a veces,
incluso, la muerte, y si él, voluntariamente contrajo un
compromiso, demostró que aquel compromiso fue el recurso de un
charlatán de feria, utilizado para vender la
moto, y no el compromiso que vas a mantener, la raya en el suelo que
no vas a pisar.
Al
mantener su error, al hacer que su partido asumiera su error,
demostró deslealtad porque él si es un individuo con preparación
suficiente para comprender que su error le
pasaría factura a su
organización, que todos aquellos que le avalaron se desautorizaron,
no tuvieron ni
coherencia ideológica,
ni independencia
política personal,
capaz de discutir al dirigente su error. Se demostró que el líder
lo es todo, y la organización, el partido no existe si no es como
mero adorno de una figura, y eso es una debilidad congénita que la
izquierda arrastra históricamente, producto de falta, de
la carencia de debate teórico en el seno del movimiento obrero,
heredero del pensamiento
marxista, que
nadie, a la izquierda, se atreve a reivindicar.
Esa
debilidad teórica estuvo en la división de la socialdemocracia, en
la primera guerra mundial votando los créditos de guerra. Estuvo
presente en las dudas que suscitó la revolución rusa de 1917.
Estuvo presente en el nacimiento del fascismo, en los años veinte,
cuando ese movimiento necesitaba un barniz social que
oportunistamente hizo que ese partido fascista alemán se denominara
partido nacional socialista obrero
alemán. Estuvo presente
cuando los dirigentes obreros vendidos a las ideas de la burguesía,
aislaron a la revolución bolchevique y los dirigentes soviéticos
más timoratos devinieron en burócratas liquidadores, fusilando a lo
más consciente de los revolucionarios que sostenían la necesidad de
extender la revolución más allá de las fronteras rusas. Ha estado
presente en todas las matanzas que la burguesía ha llevado a cabo en
el mundo tras la segunda guerra mundial para asegurar su poder a lo
largo del siglo xx, Yakarta, Chile y un largo etcétera. Ha estado y
está presente en el latrocinio legal cometido por el desigual y
abusivo reparto de la riqueza generada por la sociedad, y deberíamos
de impedir que esté presente cuando la guerra comercial emprendida
por EEUU quiera traspasar los límites que el caduco y agónico modo
de producción de mercancías, que como una pesada losa hay que
remover para impedir que su peso aplaste a la humanidad.
En
la lucha de clases, que existe y existirá mientras la injusticia del
reparto se base, se sostenga, en la apropiación del esfuerzo social
por una élite que se la apropia por la fuerza, el engaño, la
mentira sembrando desconfianza y miedo, que maneja los asuntos
comunes imponiendo secretos y códigos para acceder a la información
que nos permita hacernos ideas de la realidad, lograr la confianza de
la clase trabajadora, del pueblo trabajador, del ciudadano corriente
absorbido por los problemas de la vida cotidiana, generar confianza
semeja cultivar una flor de invernadero, capaz de resistir los ataque
de los expropiadores. Por eso, si Sánchez convoca nuevas elecciones
para librarse de un aliado de izquierdas apremiante, ese error debe
ser reparado reconociéndolo, el propio Iglesias, como tal error,
pero también, todos aquellos que fueron transigentes
con el error, pues solo así, la desafección podría ser reparada.
En
los tiempos que vivimos el sujeto social, el individuo colectivo, que
es inevitable cultivar porque en el inconsciente común se van
configurando nuevos valores, que los poderosos quieren
cultivar para no perder privilegios, los ciudadanos corrientes deben
animarse, expresándose con claridad, para que los valores comunes
empiecen a contener los intereses del pueblo trabajador,
librándose de la superstición y temores ancestrales —que
sí cultivan los poderosos—,
por eso me permito expresar mi opinión, evidentemente, discutible,
pero animada del deseo de contribuir en la precisión de los
conceptos, que está formando el individuo colectivo, capaz de poner
límites a la voracidad de los expropiadores de nuestra riqueza
común.
cuatro
de julio de dos mil diecinueve
jmrmesas
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