¿ESPERANDO
A GODOT?
O
DEFINIR
UN PROYECTO
Las
próximas elecciones europeas pueden significar un gran acto, el
primer paso para un avance estratégico o un el vulgar desarrollo de
la manida cotidianidad, porque todo depende del enfoque con el que se
encare el evento. Me atrevería a decir que toda la izquierda y buena
parte de la intelectualidad internacional, sin contar con el temor
del capital financiero mundial, dependen del desarrollo de esas
elecciones y, especialmente, que Syriza gane las elecciones en
Grecia, porque entonces, de cumplirse las previsiones, todo el
panorama mundial podría experimentar una conmoción telúrica.
Esas
previsiones están centradas en la posibilidad de que Syriza gane las
elecciones griegas, con una mayoría suficiente, como para
desarrollar su política sin necesidad de acudir a tener que pactarla
con otras fuerzas, porque entonces, si las previsiones se cumplen se
desencadenará esa conmoción que estremecerá todo el panorama
mundial, ya que la política de los mercados, se
sentirá estremecida en su fundamento por la oposición del gobierno
griego a satisfacerla.
Este
hecho, de producirse, está destinado a abordar el debate en torno a
definir el programa de Syriza sobre el futuro, que abarca a algo más
que Grecia, pues no habremos de olvidar que Tsipras es el candidato
de la Izquierda de Europa, en las próximas elecciones, y
presumiblemente, el nuevo jefe de gobierno, referente de un panorama,
de la izquierda radical europea, convertido, por este futurible, en
referente internacional.
La
negación de las deudas públicas, por parte de las izquierdas es la
piedra de toque, la prueba de la intención de la izquierda europea
de ir al fondo de una política para poner límites a la codicia del
capital financiero, pero si la izquierda radical griega cifra en la
negativa a satisfacer las demandas de los banqueros las condiciones
de la deuda, para, de este modo, solucionar los problemas de los
ciudadanos griegos atenazados por las condiciones de miseria, que el
capital financiero les impone, no parece que esta política sea la
que guíe a los integrantes de la coalición electoral que se reunió
en Madrid, el pasado diciembre, a tenor de las diferencias surgidas
entre Pierre Laurent y Jean Luc Mélenchon sobre la oportunidad de
aparcar el acuerdo, porque el PCF pretende una alianza electoral con
los socialistas de cara a las elecciones municipales, en concreto, a
la alcaldía de Paris.
Este
episodio, me hace suponer, que tal hecho no se discutió en el
encuentro de diciembre, y que el orden de batalla hasta las
elecciones europeas, quedase un tanto desdibujado, centrando el tema
solo en las mismas elecciones, sin discutir una política de acción
conjunta, o lo que es lo mismo, sin entender que el momento político
exige de las organizaciones de la izquierda una práctica política
en la que el mensaje no esté centrado en las elecciones sino en una
acción comprometida con la necesidad de romper con el sistema, más
que en acuerdos que lo estabilizan.
LAS
PREVISIONES DEL CAPITALISMO
El
desempleo ha alcanzado niveles récord en la Unión Europea y en
España. Y las agencias internacionales más fiables dicen que la
economía española no alcanzará los niveles de desempleo que tenía
antes de que se iniciara la crisis hasta veinte años (sí, ha leído
bien, veinte años a partir de ahora). Y puesto que el desempleo
juvenil es el doble del general, estos pronósticos quieren decir que
estamos quemando nuestro futuro, pues muchas generaciones jóvenes
estarán en una situación desesperada, habiendo sido convertidas en
inservibles. Esta situación de los jóvenes está también afectando
negativamente al futuro de la Seguridad Social, contradiciendo, por
cierto, el famoso argumento de que el problema de las pensiones es
que hay demasiados ancianos y muy pocos jóvenes. La falacia de este
argumento queda claramente al descubierto en la crisis actual. El
problema de las pensiones no es que no haya jóvenes sino que no hay
trabajo para ellos. Este es el problema que el famoso argumento
catastrofista basado en la transición demográfica oculta. Lo dice
este
articulo
(1) de alguien que está muy bien informado, eso quiere decir que
tales políticas no son improvisadas, obedecen a una concepción de
los
mercados,
y los mercados son los dueños de complejos industriales y bancarios
que dicen que hay que fabricar, cómo hacerlo, donde hacerlo, a quien
venderlo, y a qué precio, porque el mercado perdió aquel componente
de imprevisibilidad de antaño que hacia muy aleatoria la producción.
Hoy, las comunicaciones, la informática, y el cartel de las 147
empresas transnacionales, hacen del mercado una ficción, una
coartada para manipular a los pueblos; el capitalismo que lideran las
147 multinacionales en manos de un puñado de multimillonarios,
necesita empobrecer a masas de ciudadanos para
diseñar otro tipo de sociedad porque el modelo de civilización
basado en la producción industrial de mercancías ha tocado a su
fin,
esos grandes complejos industriales llenos de obreros, que tiraban de
lo que los economistas llaman demanda agregada, está en crisis
porque los procesos de producción están altamente automatizados
porque las nuevas tecnologías reducen, cada vez más, la fuerza de
trabajo, y la construcción, que era la industria con posibilidades
de absorber mano de obra con escasa cualificación le está pasando
lo mismo, por lo que cualquier medida implica desactivar a las masas
de parados engañándoles con mentiras sobre una reactivación
económica, siempre lenta y a largo plazo, mientras persisten los
recortes como medio de empobrecer y dominar a esas masas, sin
descartar la posibilidad de una guerra como válvula
de seguridad
del sistema.
El
modelo de civilización que el modo de producción de mercancías
desarrolló tras la SGM, está acabado, y un nuevo modelo hay que
darle forma y contenido, a partir de las señales y esbozos que,
sobre todo, los jóvenes y las nuevas tecnologías nos muestran, pero
eso no está en el ideario de la izquierda, muy absorbida por el
electoralismo, por eso, en diciembre pasado, en Madrid, el partido de
la izquierda europea solo acordó elegir secretario general
-Laurent-, y candidato a Tsipras, sin llegar a un entendimiento
sobre el momento por el que atraviesa el capitalismo, ni sobre la
alternativa que Syriza representa, negando la deuda, y esto enlaza
con la visión del economista de esa formación -Varoufakis- sobre la
tarea histórica de la izquierda, hoy, de estabilizar el capitalismo
europeo.
LA
IDEA DE LOS ECONOMISTAS SOBRE LA ECONOMIA
No
hay plena consciencia de que el lenguaje que se utiliza hoy en las
ciencias económicas (donde el pensamiento neoliberal es dominante),
y que aparece en el discurso hegemónico en los medios de información
de mayor difusión, reproduce unos valores que quedan ocultos en la
narrativa de esta área de conocimiento. Cito, de nuevo al señor
Navarro (2) porque es
un profesional reconocido, pero tengo muy claro, que, en cualquier
caso, la economía dista mucho de ser estudiada con el interés que
Marx puso en averiguar que es lo que hay de particular, que a unos
beneficia y a otros perjudica, a unos enriquece y a otros empobrece.
La economía no es una ciencia exacta, es una ciencia social,
y esa ciencia social está puesta al servicio de empresarios,
banqueros, gobiernos, cuyas necesidades y exigencias componen el
núcleo duro sobre el que se construyen las teorías macro, micro, o
de cualquier ámbito o tipo que se tercie para presentar a la
sociedad, un afán corriente y moliente de enriquecimiento parcial,
de élite, minoritario, y esto es así, desde que los desocupados
nobles franceses e ingleses empezaron a teorizar de donde provenían
las riquezas que ellos consumían, allá por el siglo xviii. Este
afán de lucro es el que mueve a la economía real y a la economía
especulativa desde entonces hasta nuestros días y en todo este
proceso el único cambio real que ha tenido lugar ha sido un
crecimiento desbordante de unas fuerzas productivas que demandan
nuevos cauces y modos, que
dije (3) hace algún tiempo.
Los
economistas ven la economía en un desarrollo mecanicista; si algo
sube, otra cosa baja, los inputs que no entraron en wall street,
dispararon la
crisis (4), y así, sin entrar en el complejo mundo de las
relaciones de producción, no se puede entender la
crisis, se seguirá
esperando una señal milagrosa, que nunca se ha producido, ni se
producirá, porque esas relaciones sociales, esas relaciones de
producción, esa estructura económica, no se analiza, no se discute,
no se cuestiona,
mientras que lo que Marx vio en la economía fue
esa estructura económica
de la que supo extraer las lecciones determinantes, y estas son, que
tales relaciones de producción son relaciones de poder,
apoyadas, justificadas y bendecidas por el poder político, que da
lugar a complejos códigos en las que la violación de tales
relaciones de producción son severamente castigadas, y que cada
época se articula en una complicidad social para desarrollar una
convivencia que permite extraer lo más jugoso y productivo que la
sociedad puede generar, acompañado de arte, cultura, conocimiento al
mismo tiempo que genera mercancías, y mientras las fuerzas
productivas tuvieron como motor a la fuerza de trabajo, el desarrollo
pareció lento y las cambios sobrevenidos se integraban con una
cierta armonía, pero nuestra época, con una fuerzas productivas
colosales, cuya principal característica es que estas fuerzas
productivas segregan,
expulsan a la fuerza de
trabajo (algo que no
es necesariamente dañino, si la sociedad, no una clase, se las
apropia), los cambios que se están produciendo son explosivos,
excluyentes, rupturistas.
Primero,
porque el modelo de sociedad basado en la producción de mercancías
está agotado: las mercancías han reducido la plusvalía generada,
porque la fuerza de trabajo es cada vez más testimonial, véase,
como muestra el articulo del
enlace (5), y reflexionen que tiene ver con la realidad; pasa
olímpicamente de todos los cambios producidos en industrias como la
siderurgia, en los transportes, en las comunicaciones, con sus
implicaciones en el mundo financiero; pues claro que la tasa de
ganancia ha caído, sino a qué viene ese afán privatizador
(6) del capital financiero internacional, sino a compensar esa tasa
de ganancia, cada vez más exigua, y
no solo como compensación económica,
sino al igual que la plusvalía,
para controlar
y dominar política y organizativamente a la sociedad,
a la que expropian, parcelas de utilidad, antes públicas.
Segundo,
porque pese a que los cambios aparentan espontaneidad, son buscados
por el poder, para embridar a la sociedad, no para favorecerla. En la
proposición de Varoufakis
(7), parece desprenderse que sus propuestas podrían ser aplicadas,
porque técnicamente son correctas, cuando de lo que se trata, es que
las propuestas correctas, solo se aplicarán cuando vayan acompañadas
de una fuerza, social y política, capaz de imponerlas, solo
entonces, el poder, mermado, se verá obligado a darles curso, y este
matiz, es importante que se tenga muy presente, si quienes
luchan por impulsar un cambio, están decididos a lograrlo.
Tercero,
porque el capital monopolista internacional está sólidamente
articulado: los sucesivos acuerdos tomados por el Banco de Pagos
Internacionales -los acuerdos basileas-, están tomados para
garantizar que la gran banca no pierda el control financiero, en
ningún momento, evitando a los advenedizos al negocio bancario,
quebrarlo. Toda la batería de organizaciones internacionales hacen
que el reducido grupo de multimillonarios que controlan la economía
mundial se conozcan personalmente, en gran medida, y en todos ellos,
la preocupación más importante es no perder el control del mundo.
Las cumbres internacionales, sus thinktank, sus instituciones
internacionales, todo contribuye a homogeneizar criterios para no
perder el control y ventilar sus negocios, mientras ocultan,
corrompen y engañan, y sin embargo, la clase obrera, la izquierda,
como clase obrera consciente tiene un gran handicap que es la
terrible dificultad para entender la dimensión global de la
política, porque constreñida a lo largo del tiempo a solucionar
su supervivencia, extender su pensamiento más lejos de su ámbito de
desarrollo, le repele, sus líderes y tribunos, incluso aquellos con
una preparación académica rechazan la organización, porque esta
requiere previsión y cálculo partidario por y para la clase
explotada, política, que es lo que significa previsión y cálculo,
y este no puede ser inocente, requiere mala leche para meter el dedo
en el ojo del enemigo, y eso repugna a quienes van de buena ley, pero
nuestra época, cuando una institución de espionaje -NSA- escucha
millones de conversaciones telefónicas, incluso de los líderes
aliados, cuando los ordenadores con programas financieros ejecutan
millones de decisiones por segundo que afectan a las cotizaciones de
bolsa, cuando las colosales fuerzas productivas se transforman en
fuerzas de destrucción, con capacidad de destruir varias veces la
vida en el planeta, la izquierda, la clase obrera consciente ha de
atreverse a organizarse y plantear que clase de sociedad quiere,
cómo será la economía, para que esta sea útil para la
sociedad en su conjunto, cómo expropiar a los expropiadores,
cómo aprovechar el caos y la desestabilización política,
para terminar de arrancarles su omnímodo poder, y no decir
que la misión histórica de la clase obrera es estabilizar
el capitalismo (8), por muy buenas intenciones que se tenga,
porque se yerra catastróficamente.
El
partido de la izquierda europea puede ser una buena herramienta si es
capaz de aceptar que su tarea es la previsión y cálculo por y para
organizar esa lucha por una sociedad futura, con una economía
diferente, y eso requiere confrontar las posiciones de los
integrantes para lograr una apreciación común de los
acontecimientos y tareas acerca de lo que significa la deuda pública
y la negativa a aceptar esa carga que los pueblos no han solicitado,
cuando el capital financiero decidió, tras la SGM eludir los
impuestos creando los paraísos fiscales, por las buenas. Si se toma
en consideración lo que significa esa posición política, se
comprenderá que mantener esa posición política es una lucha
rupturista y desestabilizadora para el capital monopolista
internacional, y solo se podrá mantener si ese partido
profundiza las contradicciones del capital monopolista, y a partir de
esa lucha por combinar los esfuerzos, va ampliando las propias
perspectivas sobre la sociedad futura que se desea construir,
cambiando el tipo de economía, como dice el propio Varoufakis en
otro articulo (9): La única salida para el éxito de un gobierno
de SYRIZA es cambiar la economía de Europa. Es una tarea difícil,
pero creo que no es imposible. De hecho, no hay otra alternativa para
SYRIZA ni, de hecho, para cualquier otro partido político en la
periferia de Europa que aspire a una economía social estable.
En
este sentido, Varoufakis tiene razón, pero esa razón no tenderá a
armonizar las contradicciones, ni de los de los inanes dirigentes
que llevan inexorablemente a la catástrofe a la eurozona (cita
nº 8), ni las propias contradicciones de los integrantes del partido
de la izquierda europea (entre Laurent -PCF- y Mélenchon -PG-), sino
que las profundizará en ambos bandos y será en esa confrontación,
ideológica, política y orgánica, que surgirá la síntesis, si se
persiste, con ánimo militante, criticando y denunciando los errores,
las torpezas y las faltas de las organizaciones sanas que luchan
contra el sistema aunque aún no formulen sus previsiones de
sustitución, manteniendo la unidad por alumbrar la sociedad futura
con una nueva economía, lo demás son gaitas, eludir la
responsabilidad de presentar un proyecto a la sociedad, o esperar que
surja de la nada. La sociedad valorará el esfuerzo y la lucha por
recibir ese nuevo proyecto de sociedad, incluso si se cometen
errores, porque es lo que demandan los nuevos tiempos, aunque esas
demandas no estén formuladas en términos precisos.
jmrmesas
diecinueve de enero de dos mil catorce

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