MÁQUINAS 2
MARX, LA CIENCIA, LA
IZQUIERDA
En el siglo xix la
ciencia era abarcable en su totalidad por las personas instruidas,
aparte del interés de los investigadores por difundir y popularizar
los hallazgos y Marx no era ajeno al interés por hallarse al
corriente de los avances de la ciencia de su tiempo. El pensamiento
marxiano está penetrado de la ciencia de su tiempo, y el propio
movimiento obrero estaba contagiado de esperanza en la ciencia, que
vendría en ayuda de la liberación de la explotación; el mismo
Lenin decía que el socialismo eran los soviets más la
electrificación, y el impulso de la revolución de 1917 no habría
sobrepasado más allá de unas semanas sin el esfuerzo titánico de
enseñar y culturalizar a una sociedad atrasada.
Hoy la ciencia es
inabarcable porque es interdisciplinar, incluso para personas con un
buen nivel de conocimientos y preocupándose de estar informado,
seguir la marcha de la ciencia es una tarea imposible porque la
ciencia es propiedad de las grande multinacionales y banco que
alimentan al complejo militar-industrial mundial, que son los que
utilizan la ciencia, y por supuesto, guardan celosamente, tanto la
información como el amplio espectro de las aplicaciones de las
adquisiciones científicas. En la prensa aparecía, hace unas días
una noticia, prácticamente intrascendente, un equipo de la
universidad
de Tokio había logrado
fabricar un circuito electrónico increíblemente
fino en un soporte,
virtualmente indestructible, y esto que podría tener efectos
incalculables -tendrá efectos incalculables en la industria donde
las fuerzas productivas cambian su naturaleza- para la vida
normal y corriente, ni se ha comentado, mientras que un mundo de
posibilidades insospechadas se abrirá para controlar a la
ciudadanía, aún más.
El espionaje a la
ciudadanía ha tenido trascendencia mundial por haber sido desvelado
por un disidente que trabajaba en las entrañas del monstruo
-Snowden-, más no porque no se hiciese antes, aparentando
inofensividad, pues el trasiego de base de datos que los organismos
oficiales y oficiosos ponen a disposición de las empresas privadas,
bien porque los venden, bien porque no los protegen convenientemente,
no es otra cosa que una manera de controlar a la ciudadanía, como lo
son la pretensión de colar en las comunidades domésticas los
medidores
automáticos de consumo
eléctricos o de otros fluidos (contadores), vía wifi,
sin calibrar los riesgos para la salud que un entorno cotidiano
vulnerado por la contaminación electromagnética, tiene para una
ciudadanía desprevenida.
Hubo un tiempo que el
movimiento obrero concienciado por la ideología en la que se
discutían las ideas de Marx o Bakunin, en que se evaluaban los
descubrimientos de las ciencias, en donde la organización
internacionalista de los trabajadores era confianza y esperanza en un
futuro liderado por la ciencia y el progreso, pero tras dos guerras
mundiales y una innumerable cantidad de guerras locales, los
trabajadores comprobaron en carne propia que la ciencia, en manos
de la burguesía y sin control de la sociedad, mata más y es
mucho más terrible, y del mismo modo que experimentaban tan
terribles consecuencias, veían como sus líderes justificaban una
realidad malsana. Desde entonces hasta hoy, el movimiento obrero ha
ido perdiendo interés por la marcha del futuro, en la misma medida
que la política ha quedado reducida a las campañas electorales,
mientras vivimos rodeados de las aplicaciones que la ciencia, en
manos de las grandes corporaciones industriales, configura nuestras
vidas controlándonos, sin que seamos conscientes de la importancia
de esas aplicaciones, y sin embargo, es en la ciencia donde está la
respuesta a los problemas que se abren delante de la sociedad actual,
pero esa ciencia deberá de ser arrancada del control de las
grandes empresas y formar con ella una gran base de datos que la
sociedad pueda consultar y disponer, y solo de este modo,
la ciencia se convertirá en fuente de vida, y no como ahora, en
un dogal que nos controla y nos vigila.
La respuesta a los
problemas actuales se concentran en comprender y aceptar que el
capitalismo, como las mercancías que fabrica tiene una obsolescencia
programada, que esta obsolescencia no ha aparecido de repente, sino
que fue anunciada como una ley que afecta a los modos de
producción basados en el antagonismo de clase, y se inscribe en el
desajuste entre relaciones de producción y fuerzas productivas, y
este motor de la actividad social es el que enfrenta a las clases
sociales, unas contra otras, porque la competencia entre las clases
por unos recursos limitados dispara la hostilidad, y en el momento
actual, donde el uno por ciento social ha configurado el sistema para
que satisfaga sus expectativas de dueños del mundo, todo está
dominado por ese entramado de las 147 multinacionales entre las que
están todos los bancos sistémicos interconectados por participción
accionarial, que no es que el sistema financiero este descontrolado,
es que está controlado por los propios bancos sistémicos,
que tiene el poder de influir en la propia marcha de la economía
mundial porque los Estados, que deberían de intermediar vigilando
para que las tensiones no terminen por hacer de la convivencia social
un campo de batalla, están penetrados e influidos por esas personas
que alternan su vida entre consejos de administración y consejos de
ministros, y que las políticas que diseñan están pensadas para
someter y derrotar al noventa y nueve por ciento social, porque
en esa derrota les va su supervivencia como clase rectora,
como clase dirigente, y sus economistas, sociólogos, filósofos,
publicistas, etc., laboran para presentar ante la sociedad un futuro
aterrador si no se aceptan sus dictados, pero el proyecto presentado
es falso de principio a fin, porque la medida de la riqueza de una
sociedad avanzada como es la sociedad actual, en Europa,
Estados Unidos, Japón, etc., la expresa la
producción de medios de producción para producir conocimientos,
para producir ciencia, que al igual que el dinero,
oculto en los santuarios financieros, está oculta,
velada para impedir que esa ciencia, esos conocimientos sean
patrimonio de la humanidad.
SUPERIMPERIALISMO
¿Cómo es que esta
realidad demostrada de la influencia de las 147 multinacionales
controladas por el uno por ciento social no se califique por su
nombre técnico: superimperialismo?
El capitalismo no está
desapareciendo. No, el capitalismo no solo no está desapareciendo
sino que sus dictados tienen una vigencia demoledora. Claro es que
las decisiones que toma pueden ser elaboradas en cualquier lugar,
incluso en un consejo de administración o en cualquier thinktank de
los que existen y se conspira contra la sociedad, pero las decisiones
se emitirán desde un organismo cualificado, sea esta una cumbre,
o el FMI, como recientemente ha hecho aconsejando una bajada del 10%
de los salarios, para España, después de reconocer que su receta
fue errónea para Grecia, repiten de nuevo, para España. Por lo
tanto cualquier dirigente político o sindical de izquierda que diga
algo semejante a la desaparición del capitalismo no puede más que
estar eludiendo su responsabilidad o encubriendo su traición, porque
el modo de producción llamado capitalismo tendrá vigencia hasta el
momento en que la sociedad acabe con él, es decir, hasta que la
fuente de legitimidad que es la mayoría social, consciente y
deliberadamente, se haga con todos los recursos económicos,
científicos y políticos, siendo ella quien tome las decisiones con
todos los datos evaluables, liberados de secretos. No el capitalismo
no está desapareciendo, y el hecho que este criterio lo sustente un
dirigente de Die Linke es un motivo de alarma. La historia europea
está llena de Noske de cualquier nacionalidad. ¿Habrá una nueva
edición de este tipo de personajes ahora?
Si el término
superimperialismo cobrara todo su vigor, toda su importancia, la
consecuencia natural dejaría sin política a la
socialdemocracia de cualquier país que vendió sus favores a los
mercados, al capital monopolista internacional colaborando en
el diseño de políticas nacionales, mientras este, tras dos guerras
mundiales sacaba las consecuencia oportunas para estrechar lazos
entre sus diferentes monopolios. No, el capitalismo no está
desapareciendo sino que lo irónico de la situación actual sea que
las tesis kautskistas se hallan revelado justas, ahora
precisamente, en la era de internet, en la era de los teléfonos
móviles de cuarta generación, cuando el movimiento obrero regresa a
las catacumbas de la política nacional, incapaz de articular ese
internacionalismo proletario, que los revolucionarios de todos los
tiempos han querido cultivar como garantía de fuerza y poder contra
el patrioterismo vacío. Podía tener sentido en 1915 el desprecio
leninista por el ultraimperialismo, pero actualmente negarlo es caer
en el juego del divide y vencerás, cuando las 147
multinacionales condicionan la economía mundial, decretan recortes y
empobrecimiento, la respuesta tiene que ser el esfuerzo por conectar
el movimiento obrero y a la ciudadanía a escala internacional con
reivindicaciones comunes que cuestionen y discutan el poder del
superimperialismo y estas reivindicaciones son erradicación de los
paraísos fiscales, condonación de todas las deudas nacionales y una
moneda mundial. Estos son los pasos previos para organizar un
movimiento mundial ciudadano contra el poder de las 147.
jmrmesas
seis de agosto de dos mil
trece
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